Cuando la mascota de la casa se hace mayor es frecuente que nos ocupemos y preocupemos, aún más, por ella. Los perros ancianos despiertan ternura y compasión, aunque ya no puedan correr a nuestro lado o saltarnos apenas abrimos la puerta de casa. El cansancio ha mermado su energía pero no su lealtad y fidelidad. Cuando transitas junto a tu perro su ancianidad, aparece un mundo de emociones y sentimientos, el vínculo entre vosotros se afianza y fortalece, cada uno, a su manera, aprende de esa experiencia.
En las razas pequeñas o medianas se considera que la vejez comienza entre los diez y once años. En las razas grandes lo hace unos años antes, entre los siete y los ocho. Estos datos son estimados, porque ‘la tercera edad’ de un can está relacionada con la raza, la salud, la vida que haya llevado y los cuidados recibidos. Lo mejor es consultar con un veterinario que te oriente y pueda hacerle análisis periódicos al perro para comprobar su salud.
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Encuentra el lado bueno de la situación, practica el 'efecto positividad'
El ‘efecto positividad’ se aplica en psicología para resaltar ese rasgo humano que convierte una situación, que en principio es negativa, en algo diferente. El aprendizaje suele ser la conclusión más frecuente. Las personas que aplican ‘el efecto positividad’ logran revertir los problemas más complejos. No se trata de resignarse o aceptar lo que sucede, sino de una forma de comprender que, de alguna manera, lo que sucede conviene. Nos hace crecer, madurar, cambiar.
Este efecto podemos aplicarlo en la madurez de nuestra mascota, redescubrir juegos juntos, mimarlo o consentirlo y acompañarlo en un momento que, antes o después, llegará. Es una manera de restarle tristeza a esa etapa que tenéis que transitar y una buena forma de manteneros unidos hasta el final.
No importa lo mal que se sientan o lo cansado que esté, siempre tienen tiempo para ti
Tal vez ya no pueda seguirte por toda la casa ni ladre entusiasmado porque regresas del trabajo, sin embargo, tanto como su físico se lo permita, querrá jugar contigo. En los perros la edad no es una excusa para dejar de divertirse, mucho más, si es contigo. Si te tumbas en el sofá, irá a recostarse a tu lado. Te seguirá con paso lento o acudirá a tu encuentro con movimientos pausados, pero te seguirá. La fidelidad de los perros es infinita y su gratitud también.
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Los perros mayores son más sabios
Cuando creías que tu mascota había llegado a una edad en la que no podía enseñarte nada más, aparece tu perro y te observa con una atención que sorprende. Por naturaleza, cuando los perros crecen y comienzan a transitar los últimos años de su vida, se vuelven mejores observadores, más tranquilos de carácter y menos ladradores. Suele decirse que escuchan más de lo que ladran. A partir de cierta edad los perros también demuestran el cariño con su atención.
Disfrutan de la rutina y los pequeños detalles
Cuando los perros llegan a la edad adulta y comienzan a sentir los síntomas de la ancianidad se amigan con el tiempo y la tranquilidad. Dejan de comer desesperadamente y aprenden a saborear y a disfrutar de la comida.
Ya no eres tú el que lo acompaña a dar paseos, él te acompaña a ti. Con su paso calmado, sus molestias para moverse y esa sensación de paz con la que avanza. Si ya no puede andar, entonces tendrás que aplicar el ingenio y encontrar la manera de dar esos paseos que tan felices los hace.
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