Si nos hablan del Síndrome de Otelo quizá nuestra mente se traslade a la Inglaterra de Shakespeare y a su mítica tragedia, pero si charlamos sobre celos enfermizos quizá nos quede lejos la literatura del genio de las letras y nos situemos en la época actual donde en mayor o menor medida hemos podido sufrir celos dentro de la pareja, en el entorno laboral o incluso en nuestro círculo familiar. El Síndrome de Otelo no es nada más y nada menos que la sospecha continua de que nuestra pareja nos está siendo infiel y pasamos tiempo intentando hacernos con pruebas que lo confirmen. Ansiedad, irritabilidad, ira, llanto incontrolable o depresión son síntomas de una persona (hombre o mujer) que padece esta patología denominada celotipia y que debe ser tratada por un especialista. Quienes sufren estos celos patológicos suelen ser personas controladoras y que no pueden dominar sus pensamientos y por ende, tampoco sus impulsos, por lo que en muchos casos el final desemboca en tragedia, como ya escribió en su tiempo el dramaturgo inglés.
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¿Hay un perfil determinado de persona que sufra el Síndrome de Otelo?
Como ya hemos comentado puede afectar a ambos sexos, pero son los hombres quienes más padecen este trastorno. Suelen tener un perfil controlador, tienen baja autoestima, son personas inseguras o quizá han pasado por una situación similar que les provoca tener estos celos constantes. El problema llega cuando esto se lleva al extremo, de tal manera que ya no solo nos afecta a nosotros mismos, sino también a la persona sobre la que proyectamos estas inseguridades. La irracionalidad es la característica que rige por tanto la vida del celoso patológico hasta el punto de que un retraso a la hora de llegar a casa o el simple hecho de cambiar de perfume, pueden ser el detonante para desencadenar una reacción donde los celos son los protagonistas de la discusión.
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Cómo reconocer los celos patológicos
Aunque cada persona es diferente, hay determinados aspectos del Síndrome de Otelo que le caracterizan, siendo un patrón que se repite generalmente en quienes lo padecen.
- Están constantemente en alerta y vigilando al detalle los hábitos de su pareja
- Tienen una percepción errónea de los hechos cotidianos de su pareja, buscando por tanto una justificación a una situación de engaño. Algo que siempre encuentran
- Incorporan a una tercera persona a la relación, un ex, un compañero de trabajo, un vecino
- Al no ser conscientes del problema que padecen, no saben cómo controlar sus celos
La solución pasa por acudir al especialista
Aceptar que se tiene un problema es el primer paso para evitar que la enfermedad condicione nuestra vida. Es importante ser consciente de ello y sobre todo tener claro que, con la ayuda de un profesional, la patología puede ser solventada. Acudir al psiquiatra y/o al psicólogo y empezar la psicoterapia será el comienzo de un largo proceso durante el que quizá se necesite la ayuda de medicación, eso sí, siempre pautada por el especialista. Los pacientes que sufren el Síndrome de Otelo suelen ser extremadamente desconfiados, por lo que generalmente en la terapia también se necesitará la ayuda de un familiar o allegado que supervise, en el día a día, el seguimiento del tratamiento. Aunque los celos enfermizos son una dolencia más extendida de lo que pensamos, son muy pocos los pacientes que acuden a consulta. Por lo general, suelen intentar solucionarlo por su cuenta siguiendo adelante con su relación de pareja, independientemente de lo dañada que esté.