A menudo escuchamos lo importante que es estar motivado para lograr lo que uno se propone. Más, en épocas bajas, e las que parece que hace falta doble dosis para llegar a dicho estado tan preciado. Llamamos 'motivación' a lo que explica el inicio, la dirección y el mantenimiento de una acción, es decir, el motor. Es evidente que es mejor estar motivado para hacer las cosas, porque eso facilita el compromiso, el interés, el ánimo, la energía, favorece la atención y aleja el cansancio. Pero no es imprescindible para actuar. Por el contrario, cuando nos sentimos desmotivados, entramos en un estado de apatía y decaimiento, un fenómeno que ejerce como lastre en alguno de nuestros propósitos y parte de un problema de incapacidad para cumplir ciertas expectativas relacionadas con hechos relativamente simples.
Con el tren de vida que llevamos hoy en día y el nivel de exigencia que nos impone la sociedad en casi todos los ámbitos es fácil sentir que, si no obtenemos pronto frutos de nuestro trabajo o si no se nos reconoce nuestra labor, caigamos en un proceso lento y arduo de desmotivación. Nos hemos puesto en contacto con Zayra Mo, experta en motivación laboral e instructora de Udemy, para saber cómo podemos identificar cuándo entramos en esta dinámica y qué debemos hacer para cambiarla. "Los síntomas de la desmotivación comienzan con una situación que empieza a ser insegura, incómoda e intranquila. Por ejemplo, cuando una persona comienza un trabajo nuevo se siente motivado, pero si en el entorno laboral está rodeado de mucha competencia, chismes, responsabilidades o, incluso, si se realizan demasiadas horas extras o un gran esfuerzo, como desplazarse con tráfico durante varias horas para llegar puntual, la persona cambia y se desmotiva", asegura.
Identifica el problema
Puedes contestar varias preguntas para saber si te encuentras en este tipo de situación: ¿La situación actual me provoca falta de motivación? ¿Qué parte de la situación me provoca esto? ¿Es la inseguridad laboral o económica o de salud o es que no tengo el conocimiento para entender cómo manejar el cambio? Mantener un equilibrio personal y profesional es clave para sentirse pleno en todos los ámbitos de la vida. Debe existir una conexión entre la parte personal y profesional para conseguirlo. Si continúas siendo negativo, otros aspectos del día a día se verán afectados. "La desmotivación te puede llevar al estrés, la ansiedad y hasta la depresión. Si no existe un plan de acción para superarla, los malos pensamientos atacan y puede afectar a tu salud mental. Durante la depresión, las hormonas terminan por enfermarnos, se produce una bajada de la serotonina (ayuda a la felicidad y al sueño) y una subida del cortisol (el cual inflama el cuerpo y hasta provoca sobrepeso)", comenta Mo.
¿Cómo nos afecta?
"Cuando la falta de motivación proviene del trabajo (que también en muchísimos casos ocurre por la falta de reconocimiento al empleado), la persona comienza a sentir que no es parte de un grupo y, mucho menos, parte de la misión que pueda tener la compañía. De este modo, tras una jornada larga desmotivado, la energía creativa de la persona merma y se agota mentalmente porque no existen retos sanos para evolucionar. Por lo que también llega a su hogar desmotivado, con la mente y el cuerpo agotados, y sin ganas de involucrarse en nada más", explica la experta.
Esto afecta no solo a las familias, sino a las comunidades, porque cuando una persona está desmotivada cree desde su experiencia inmediata que casi todo alrededor está igual. "Esta creencia a su vez impacta negativamente la economía de un país, porque una persona desmotivada llega a ser una enfermedad mental y, cuando existen afecciones, se debilita la sana competencia, la creatividad y la resolución de problemas", añade.
"No obstante, la desmotivación también puede venir de las políticas actuales de los gobiernos, en ocasiones incapaces de solucionar eficazmente los problemas relacionados con seguridad laboral, salud, medioambiente, etc. Políticas en las que la gente cada vez confía menos y de las que, por tanto, decide alejarse, renunciando a su responsabilidad social", concluye Zayra Mo.
Nos han enseñado a celebrar los éxitos y aprender de los errores, pero nadie nos ha enseñado a disfrutar del camino. Por eso es importante que nuestra mentalidad sea más optimista e intentar motivarse con cosas pequeñas y no con grandes retos. Sé consciente del ahora y date un respiro de vez en cuando.