¿Has notado tu piel más seca estos últimos días de más frío? Es normal. Las bajas temperaturas pasan factura. Por eso necesitas revisar tu crema hidratante para el invierno. Durante esta época del año, la piel experimenta una mayor deshidratación que se traduce en una mayor sequedad. Esto es debido a que se oxigena peor, puesto que reduce el flujo de sangre en las capas más externas para que el organismo pueda mantener una temperatura corporal interna constante. Por ello, durante el invierno necesitamos un extra de hidratación y protección. De lo contrario podemos sufrir descamaciones, impurezas, manchas, marcas y líneas de expresión.
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“Las bajas temperaturas producen lesiones aparentemente invisibles en la piel, pero que son reales, y se traducen en impurezas, piel de aspecto más opaco, pigmentaciones, sequedad importante en extremidades, manos y pies, (incluso eccemas por esta sequedad) y precoces marcas y líneas de expresión en la cara”, explica Cristina Villegas, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
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Cómo debe ser tu crema hidratante en invierno
La mejor prevención contra estos problemas es la aplicación estratégica de cuidados. “Mientras duran los meses de frío se pueden usar aceites o cremas más untuosas que contribuyan a recuperar de manera eficaz el manto hidrolipídico de la piel, que se corresponde con la mezcla de agua y grasas específicas que recubren la epidermis y evitan la evaporación del agua de su interior, protegiéndola de las agresiones externas que la dañan”, añade la especialista.
No hay que olvidarse, además, de la limpieza facial por la noche. Aunque nos dé pereza, este gesto puede ser decisivo a la hora de prevenir el envejecimiento prematuro de la piel o, incluso, que malgastemos el dinero que hemos invertido en nuestra crema facial.
Y es que el objetivo de la limpieza nocturna es eliminar las células muertas y las partículas de polución y suciedad que obstruyen los poros y provocan impurezas, mientras que la limpieza diurna persigue limpiar la epidermis de los restos de grasa que se hayan podido segregar durante la noche y preparar la piel para sobrellevar la jornada.
“Si bien las dos limpiezas son esenciales para mantener el equilibrio de la piel, la nocturna es quizás la más importante, debido a que con ella se retiran de la piel los restos de cualquier cosmético, sudor, y partículas de polución que se hayan podido quedar adheridas a la piel”, apunta la doctora Villegas. Gracias a esta rutina de limpieza facial, los productos empleados para la hidratación penetrarán mejor en la piel y se lograrán unos mejores resultados.
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Protección solar aunque no haga sol
Otro de los cuidados que necesita tu piel en invierno es el uso de un fotoprotector. Aunque el día esté nublado, la radiación solar sigue provocando daños que, a la larga, se traducirán en un envejecimiento prematuro y, en los casos más graves, en un mayor riesgo de cáncer de piel.
Lo adecuado es utilizar, al menos, un factor de protección 20 en cara y manos. “Para el rostro, por ejemplo, es recomendable usar una crema hidratante diaria o maquillaje que contengan filtro solar”, señala la especialista en dermatología.
¿Y qué pasa con el resto de la piel, a menudo, olvidada? También hay que mimarla y mucho más durante las estaciones de más frío. Pese a que suele estar cubierta y bien protegida del frío, el resto de nuestra piel también puede verse afectada por el cambio de estación. Sobre todo, en aquellos momentos en los que la bajada de temperaturas se produce de forma brusca. De hecho, es más probable que esté más seca y produzca picor. Por tanto, no te olvides de aplicar, al menos una vez al día, tu loción para todo el cuerpo.
Por último, como parte de la rutina de cuidado de la piel en invierno, no te olvides de tomar dos litros de agua al día, consumir abundantes frutas y verduras y descansar lo suficiente, entre siete y ocho horas. De este modo, podrás luchar contra los efectos del frío en la piel.
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