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Existen dos momentos anuales, claves, en la vida de toda pareja. La vuelta de las vacaciones de verano y los primeros meses del año. Los despachos de abogados se llenan de papeles durante septiembre y enero en España. El tiempo juntos hace que, una vez que retornamos a la rutina, nos planteemos seriamente si continuar con la relación o no.
De hecho, el primer lunes de enero después del día de Reyes se lo conoce popularmente, a nivel mundial, como el Día del Divorcio. En España, durante el primer trimestre del 2019, se registraron más solicitudes de divorcios que en el resto del año. La ecuación parece sencilla: mucho tiempo con la familia, propia y política, sumado a los gastos extras que pueden suscitar conflictos dentro de la pareja por cómo se administra el dinero o lo que esto ocasiona en la economía familiar.
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En busca de un nuevo romance
Aunque parezca anecdótico y casual, no lo es tanto. Durante los dos primeros meses del año aumentan las inscripciones en las aplicaciones para encontrar pareja. ¿Podría suponer una decisión personal de abrirse a una nueva historia de amor porque la anterior ya está cerrada?
© Adobe StockLas vacaciones son un momentos de reflexión personal y es el momento donde nos sentimos capaces de evaluar la relación de pareja con más paciencia, pero también, con más claridad. En España se produce cerca de una separación cada cinco minutos. Es uno de los países de la Unión Europea con la tasa más alta de divorcios y también uno de los que mejor lo gestiona. Cerca del 70% de las parejas que se divorcian en el país lo hacen de mutuo acuerdo.
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¿Qué motivos desencadenan las rupturas en las parejas españolas?
Seguro que has vivido, directa o indirectamente, algún proceso de separación. La mayoría de las parejas españolas que deciden divorciarse llevan alrededor de 15 años juntas. La frase más utiliza para explicar la decisión es el ‘desgaste’ que se produce en toda relación después de más de una década juntos. Sin embargo, esta definición subjetiva y abstracta, suele ocultar otros motivos como la falta de comunicación, diferencias en la educación de los hijos y el desarrollo personal que no es acompañado por el otro miembro de la pareja.
Cerca del 31% de los matrimonios españoles que decide separarse tienen más de veinte años de convivencia y el 22,2% no llegan a los diez años de relación. La edad en que la mayoría de parejas decide poner punto final a la relación ronda entre los 40 y los 49 años.
La edad no es un factor aislado, porque otro motivo de discusión frecuente y que no suele llegar a buen puerto es el económico. Sumado a la necesidad de muchos matrimonios de contar con la ayuda de los abuelos para conciliar entre los hijos y el trabajo, los resultados parecen bastante negativos. Los tres motivos más recurrentes con los que explicamos una ruptura de pareja son la falta de entendimiento, los problemas económicos y la intromisión de la familia política en la relación.
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