Nadie dijo que fuera fácil y para Paulina Villalonga está siendo un viaje lleno de emociones y nuevos descumbrimientos. En sus primeros días en la Antártida, la hija de Adriana Abascal y Juan Villalonga ha podido vivir en primera persona la dureza de esta expedición, pero todo merece la pena para alcanzar su objetivo. Además, nos ha enseñado las consecuencias del frío polar, el proceso para montar las tiendas de campaña y lo que significa para ella estar en el lugar más aislado de la tierra. "Todo lo que no me gusta está lejos de mí, y solo estoy contectada conmigo, con mi mente y con toda esta gente increíble que me acompaña", confiesa.