Estamos seguros de que has oído hablar de los múltiples beneficios para la salud cardiovascular que tienen los ácidos grasos Omega. Su fama viene avalada por numerosos estudios científicos, que no hacen sin corroborar lo conveniente que es incorporar nutrientes como el Omega 3, 6 y 9 a la dieta. Pero tal vez en esta particular lista no tienes tan fichado el Omega 7, el menos conocido de estos ácidos grasos, pero que cuenta también con numerosas ventajas. Así, poco a poco se van confirmando cuáles son sus múltiples propiedades, tal y como detalla Vanesa León García, dietista-nutricionista del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (CODINMA), quien explica que se han constatado sus múltiples beneficios para la salud de la piel y las mucosas, “así como su capacidad para mejorar la sensibilidad a la insulina y para prevenir enfermedades cardiovasculares”, indica.
Y es que nuestra piel puede verse beneficiada si se incluye este ácido graso monoinsaturado, conocido también como ácido palmitoleico, en la dieta. Este forma parte de la estructura natural de la piel y de las mucosas del organismo y, aunque no se considera esencial -como sucede con los Omega 3 o 6-, una ingesta adecuada ofrece amplios beneficios para la salud. Un ejemplo: mejora, en general, la hidratación de la piel. “Los últimos estudios han demostrado que la ingesta de Omega 7 mejora la hidratación de las mucosas y regenera la piel, tanto si es consumido por vía oral como si se aplica por vía tópica”, nos explica Vanesa León.
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Un aliado para tratar el síndrome metabólico
No solo la piel se beneficia con su uso. También destacan sus propiedades beneficiosas para la salud cardiovascular, sobre todo en lo que se refiere al tratamiento del síndrome metabólico. “Esta patología se caracteriza por la acumulación de grasa alrededor de las vísceras, aumento del colesterol y triglicéridos, hipertensión y altas concentraciones en sangre de glucosa en ayunas. Sin embargo, la incorporación de ácidos grasos monoinsaturados como los Omegas 7 y 9 puede reducir estos síntomas”, apunta Vanesa León. Así, el Omega 7 es un buen aliado en caso de tener el colesterol alto, pues mejora el contenido de HDL y disminuye los niveles de LDL y de triglicéridos. Por todo ello, los expertos apuntan a que no es mala idea incorporar este nutriente a nuestra dieta, aprovechando sus propiedades saludables. “A la espera de que otras investigaciones amplíen lo que conocemos sobre él, la incorporación en la alimentación de este ácido graso monoinsaturado parece una muy buena estrategia de salud”, concluye Vanesa León.
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¿En qué alimentos podemos encontrarlo?
Nos encontramos, eso sí, con un pequeño inconveniente: no es sencillo incorporarlo a la dieta –aunque se puede tomar en forma de suplementos-, pues el número de alimentos en los que se encuentra es limitado, y además, está presente en pequeñas cantidades. Pero no debe ser un obstáculo y desde el CODINMA nos resumen, en cualquier caso, los alimentos que se convierten en las fuentes más accesibles y ricas en este nutriente:
-Pescados como la anchoa y el salmón.
-Nueces de Macadamia.
-Aguacate.
-Aceite de oliva y otros aceites vegetales y marinos.
-Fruto del espino amarillo.
Un arbusto con propiedades muy beneficiosas
Es este último, tal vez, el más interesante en relación con su contenido en Omega 7. Se trata de un arbusto de ramas espinosas, con pequeñas bayas jugosas, de color anaranjado, que son comestibles, aunque tienen un sabor un poco ácido. Crece en suelos pobres, incluso en los entornos más hostiles, por lo que tiene la capacidad de soportar la sequía, la altitud extrema y las altas temperaturas. Además, absorbe la energía de la luz solar y tiene la capacidad de convertirla en vitaminas y grasas, lo que le hace merecedor de una fuerte vitalidad y energía. Sus pequeños frutos amarillos son muy ricos en aceite, pero también en vitaminas, minerales, polifenoles y flavonoides. La nutricionista apunta que “de las bayas de esta planta se obtiene un aceite que contiene una riqueza extraordinaria. Hoy en día es una de las fuentes más utilizadas en la elaboración de complementos alimenticios a base de Omega 7”.
Buen aliado para la piel
Como decíamos, destaca, sobre todo, su papel en relación con la piel: el aceite extraído del espino amarillo activa las funciones fisiológicas de la piel y reduce las cicatrices. Además, aplicado de forma tópica, directamente sobre la piel, alivia las quemaduras y es también beneficioso en casos de pacientes con dermatitis atópica, pues tras su uso se ha llegado a observar una remisión en los síntomas de esta afección. También se han comprobado sus beneficios para las mucosas, en concreto, la administración de este aceite ayuda a mejorar los problemas de sequedad y la integridad del epitelio vaginal y lo convierte, tal y como nos explica Vanesa León, en “una buena alternativa frente al tratamiento convencional hormonal con estrógenos”. Un último apunte positivo: además, también se ha mostrado su potencial para prevenir y curar lesiones de la mucosa gástrica en casos de úlcera.