En la década del 50, el cirujano estadounidense, Maxwell Maltz reconoció que la mayoría de sus pacientes tardaban una media de 21 días en asimilar el cambio físico producto de la intervención quirúrgica. Lo mismo ocurría en aquellas personas que sufrían el 'síndrome del miembro fantasma' como consecuencia de la amputación de una extremidad. Se trata fenómenos comunes que muestran que el ser humano necesita de un mínimo de tres semanas para que desaparezca una imagen mental y surja una nueva.
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Según el prestigioso cirujano, actuamos y sentimos de acuerdo a la imagen que hemos formado de la realidad en nuestra mente, no según lo que realmente sucede. Esto ocurre con todas las costumbres, los buenos y los malos hábitos se forman con el mismo procedimiento. La imagen que tenemos de nosotros mismos y, como consecuencia, las conductas que hemos desarrollado por ello, tienen una íntima relación entre sí. De esta manera, cuando cambiamos la imagen podemos cambiar los hábitos.
Maltz no fue el único médico que indagó sobre esta condición, ya durante el siglo XIX, William James, considerado uno de los padres de la psicología moderna, publicó un ensayo que aseguraba que el aprendizaje de nuevas habilidades podía modificar la estructura física del cerebro. Con la absorción de nuevos conocimientos se establecen nuevas relaciones y circuitos neuronales que modifican el funcionamiento del cerebro.
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Cómo comenzar con el reto de los 21 días
Los expertos coinciden en que, el nuevo hábito que quieras introducir en tu vida o el que quieras eliminar, debe tener una relación potente con tus intenciones y deseos. Cuanto más alejado de tus convicciones esté el nuevo hábito, más tiempo demorará quitarlo o incorporarlo. El cerebro es un órgano moldeable, cuando aprendemos un idioma, dejamos de fumar o descubrimos una técnica novedosa, nuestro mapa mental se configura. Si no estás realmente convencida de querer y necesitar dejar de fumar, por ejemplo, los 21 días no serán suficientes.
La meditación se combina muy bien con este reto porque focaliza la atención en aquello que quieres lograr. Existen distintas técnicas para modificar o introducir hábitos. Cuando algo te resulte complejo y muy difícil, puedes comenzar por hacerlo durante un tiempo determinado e ir aumentando la duración con el correr de los días. Si quieres dejar de fumar, puedes comenzar por no fumar durante tres o cuatro horas el primer día hasta que, de manera gradual, llegues a estar 24 horas sin hacerlo. Al comenzar de esta manera, es probable que te lleve más de 21 días la incorporación del hábito, porque tu mente aún está procesando información y construyendo el nuevo modelo a seguir. Quitar de manera gradual las bebidas alcohólicas no se puede, si esto es lo que buscas deberás estar muy concienciada y segura de querer hacerlo. Y, dependiendo de los casos concretos, acudir a la ayuda de un especialista.
Es una técnica que la puedes emplear cada vez que quieras y con lo que te apetezca, se utiliza tanto en dietas, como en hábitos dañinos para la salud (tabaco, alcohol, y otras sustancias), en conductas como aprender a controlar los impulsos, la ira o ciertas emociones recurrentes.
Otra de las ventajas del reto de los 21 días es que eleva la autoestima, porque al conseguirlo el sentimiento de superación personal y el de satisfacción aumenta por la constancia aplicada. Si no estás del todo convencida de dejar un hábito, puedes preguntarte por qué deberías hacerlo, qué beneficios te brindaría y cómo de feliz te sentirías de alcanzar la meta. Si las respuestas no son del todo convincentes para ti misma, la práctica de las tres semanas no te será útil, porque la única condición para lograrlo es estar plenamente convencida de que querer hacerlo.
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