Disponer de un tiempo diario para hacer aquello que nos gusta reduce el estrés y calma la ansiedad producida, en ocasiones, por la misma rutina y el trabajo.La llegada del invierno no tiene porque desmotivarte, puede ser un momento óptimo para descubrir nuevas actividades que sirvan como un canal canalizador de emociones.
Con los trabajos manuales ocurre algo paradójico por un lado relaja pero también reactiva la mente, brindando un bienestar semejante al de hacer deporte. Es una manera de oxigenarte y, en ocasiones, hasta generar un ingreso extra.
Es habitual escuchar comentarios del estilo “los trabajos manuales se me dan muy mal” o “soy muy torpe con las manos”, algo de cierto puede haber, pero es actividad de técnica y cuanto más práctiques mejor lo harás. Si eres de las personas que cree que las manualidades no son para ellas, comienza por objetivos cercanos y que te motiven y, sobre todo, que quiten esa sensación de no poder hacer algo manual.
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Las manualidades acercan a la felicidad
Kelly Lambert, presidenta de Sociedad de la Neurociencia Conductista, asegura que los trabajos manuales, los elegidos no los impuestos, estimulan la secreción de endorfinas, la también llamada hormona de la felicidad. El proceso por el cual involucramos creatividad y destreza motora activa múltiples áreas del cerebro, en ocasiones con mejores resultados que los antidepresivos.
Las personas que hacen artesanías por recomendación médica con frecuencia sienten una mejoría mental y el logro personal, como plus añadido. Aunque no existe una especificación puntual para cada paciente, lo importante es que la actividad que realice sea de su agrado. Que la elección sea personal y que se ajuste a los gustos de cada persona es fundamental para que las manualidades cumplan las expectativas con las que las abordamos. No se trata de ponernos retos imposibles que terminen por frustrarnos.
Si no tienes práctica, no te preocupes, los beneficios mentales que aporta la artesanía son tales que bastará con que te obligues una sola vez. Enseguida notarás como te favorece la práctica habitual. Puedes comenzar con ideas que ya tuvieras en mente o con manualidades que no requieran experiencia previa. Pintar piedras es una de las más comunes para comenzar. Si hay niños en la casa es, además, una buena excusa para pasar tiempo juntos y divertirse en familia.
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Mejora la actividad mental y brinda autoestima
Cuando nos implicamos en un trabajo manual, existe una motivación personal extra. A medida que mejoramos la técnica o añadimos dificultad al proyecto, nos hacemos conscientes de nuestra capacidad de rendimiento y superación. Esto genera sensación satisfacción y brinda autoestima. Asumimos que somos capaces de gestionar una situación y resolverla. Cuando esta sensación se internaliza la autoestima y la confianza individual aumenta.
Las manualidades funcionan como una esponja ante las preocupaciones
Al realizar manualidades se produce una sensación muy similar a la de la meditación. Nuestra mente y energia están concentrada en el trabajo que estamos desarrollando. Los problemas que teníamos en mente se olvidan durante el proceso creativo y se produce un flujo metal en el que se depositan los problemas y preocupaciones para dejar paso a la creatividad.
Tejer, modelar, pintar piedras, coser, la época invernal es ideal para poner manos a la obra. También es una excusa perfecta para reciclar y reutilizar materiales que tenemos olvidados en el trastero o están pasados de moda. En muchos comercios puedes encontrar diseños de mandalas para copiar y luego pintar que ayudan, aún más, a reducir el estrés y la ansiedad.