Partieron el pasado 8 de octubre, pero este sueño no ha hecho nada más que empezar. Así lo aseguran las 300 mujeres de 30 nacionalidades que se han embarcado en el proyecto eXXpedition. El objetivo es doble; por un lado, con esta expedición pretenden apoyar la igualdad de géneros y, por otro, recoger muestras de agua para estudiar el impacto de los plásticos en el mar. Sin embargo, solo hay una española: Sofía Nogués. Es periodista, activista y ha recorrido muchas millas en un viaje que no olvidará jamás, hecho que ella misma revela a sus tan solo 27 años.
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Lleva varios años luchando contra los residuos plásticos, así como tratando de concienciar sobre su efecto sobre el mar y es que los datos son alarmantes. Los mares y los océanos se han convertido en vertederos hasta tal punto que se tiran millones de toneladas de este material, razón por la que se necesitan soluciones prácticas. Una experiencia inolvidable que la propia Sofía nos relata en primera persona:
¿Cómo y por qué te involucraste en la iniciativa?
Me enteré del proyecto a través del portal interno de Clarivate Analytics, empresa para la que trabajo. Me encantó y empecé a seguir la iniciativa. eXXpedition engloba tres causas en las que creo firmemente: dar visibilidad a las mujeres en ciencias para llegar a una igualdad en el sector; crear conciencia sobre la crisis de los residuos plásticos y reducir nuestro consumo de plástico de un solo uno; y dar más visibilidad de las mujeres en deportes de aventura, en este caso la vela. Es importante explicarle al mundo que nosotras también podemos hacer estas cosas y hacerlas muy bien. Si las niñas tienen más referentes femeninos en ciencia o deporte, quizás se motivan a embarcarse en una carrera científica, una ingeniería o a practicar deportes como la vela o el surf.
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¿Cómo ha sido la travesía?
La travesía empezó en Aruba. Allí nos reunimos las 10 participantes y nos embarcamos en el barco con otras cuatro mujeres: la patrona (Anna Strang) y su tripulación (Maggie Kerr y Sophie Dingwall) y la organizadora de la expedición (Sally Earthowl). La expedición duraría 10 días en total y navegamos de Aruba al canal de Panamá.
El primer día llevamos a cabo un programa científico en tierra que forma parte de la investigación de la Prof. Jenna Jambeck de la Universidad de Georgia, EEUU. Nuestro trabajo consistía en hacer varios recorridos de 100m registrando los residuos que se encontraban para determinar de qué manera se filtran residuos en tierra. También fuimos a la planta de reciclaje de Aruba para aprender más sobre la gestión de residuos en la isla. Nos explicaron que la planta lleva sólo 5 meses operando y que los dos vertederos de la isla reciben toneladas de residuos a diario, sin contar aquellos de los cruceros que gestiona otra empresa. Un desastre...
Al día siguiente salimos de puerto y pudimos ver uno de los vertederos ya que es una montaña de residuos pegada al mar… Iniciamos la navegación hacia las islas de San Blas. La travesía duró cuatro días y durante esos días recogimos muestras de agua para analizar la presencia de microplásticos en estas. Como era de esperar, en todas encontramos plásticos. Cuando no estábamos cogiendo muestras de agua, cocinábamos o recogíamos por equipos de ‘guardia’. En navegación, se establecen guardias para vigilar durante la navegación nocturna. Nosotras hacíamos estas guardias por equipos y con esos mismos equipos cocinábamos para 14 personas según nuestro turno. Las guardias eran de 20-00h, de 00-04h o de 04-08h. Vamos, que jetlag, ¡poco!
Cenábamos todas juntas en cubierta a eso de las 18h viendo la puesta de sol y después resumíamos nuestros momentos destacados del día: el mejor y el peor. Y después, navegación bajo las estrellas - en muchas ocasiones fugaces.
Una vez llegamos a San Blas, fuimos a la isla de Porvenir a dar una charla en el congreso Kuna Yala y a un colegio a hacer actividades con l@s niñ@s. Las islas están sufriendo una subida del mar y apenas hay sitio donde gestionar el residuo así que nos explicó un residente que generalmente amontonan la basura, incluyendo el plástico, y lo queman.
Pasamos tres días en San Blas y al tercer día fuimos a una isla inhabitada que estaba plagada de plástico. Desgraciadamente sólo pudimos llevarnos ocho bolsas de residuos ya que se hubiesen necesitado meses y un barco carguero o dos para recogerlo todo. Fue una experiencia devastadora. Había zapatos Crocs, cepillos de dientes de Colgate, latas de Coca Cola, botes de Axe, miles y miles de botellas de plástico y ¡hasta bombillas! Y claramente todo eso venía del mar. Además, con la exposición de estos plásticos a los rayos UVA y las condiciones meteorológicas, se degradaban casi al tacto, rompiéndose en miles de microplásticos todavía más difíciles de recoger.
Tras otros dos días de navegación, llegamos al canal de Panamá donde ya desembarcamos todas.
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¿Qué ha supuesto para ti como experiencia personal?
Ha sido una experiencia única y muy empoderadora. Parece mentira lo que pasa cuando se juntan 14 mujeres en un barco. Es algo mágico - se crea una comunidad llena de energía y con ganas de cambiar el mundo. Hablamos mucho sobre la crisis del plástico y también sobre aquellos que la permiten. Hablamos sobre la poca representación que tienen las mujeres en liderazgo y la falta de diversidad en general en los medios. Quizás si todo eso empezase a cambiar, quizás si se nos diese la oportunidad a nosotras de tomar más decisiones a nivel directivo o político, estaríamos frente a una situación muy distinta.
¿Qué te ha 'descubierto' y en qué te ha motivado para el futuro?
Ha sido una experiencia muy reveladora. He aprendido muchísimo sobre la investigación científica de eXXpedition, que cuenta con el respaldo de grandes investigadores como el altamente citado Prof. Richard Thompson, y sobre microplásticos. Ha sido verdaderamente revelador ver de primera mano todo el plástico en esa isla de San Blas y ser consciente de que viene desde el mar. Antes de la expedición ya era consciente de la crisis del plástico pero creo que ahora lo soy todavía más y he vuelto con muchas ganas de concienciar a muchas más personas de ello. Si consigo que algunas personas se lo piensen dos veces antes de consumir plástico de un sólo uso, seré muy feliz. Cada gesto, por pequeño que sea, cuenta. Y cada botella, cada pajita y cada bolsa que rechacemos, es una menos en esa playa.