El bienestar emocional se ha convertido en una de las grandes prioridades del momento. Estamos viviendo tiempos en que los centros deportivos apuestan cada vez más por disciplinas que combinan trabajo de cuerpo y mente, como el pilates o el yoga, incluso ofrecen clases de meditación, los retiros son una alternativa de vacaciones en boga y la alimentación consciente una nueva manera de nutrirnos con responsabilidad. Junto a la actividad física y la comida saludable, el autoconocimiento y la capacidad de desarrollar habilidades emocionales son cada día más importantes cuando hablamos de buenos hábitos de vida.
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El estrés y la ansiedad se han convertido en pandemia y somos hoy más conscientes de la importancia que tiene prestar atención a nuestro interior, escucharnos, darnos cuenta y vivir el aquí y el ahora. Por ese motivo, contar con la ayuda de un psicólogo que nos guie en el proceso de autodescubrimiento es algo que ha dejado de verse con malos ojos. Atrás quedó aquella idea de que debemos acudir a un profesional solo si tenemos un problema grave que superar. Son muchos los recursos que la terapia pone a nuestro alcance, sea cual sea la corriente psicológica por la que optemos, con el fin de que trabajemos nuestra parte emocional. Reconciliarse, aceptar, identificarse o superar los traumas son pilares básicos si tenemos por objetivo una vida plena.
El poder del teatro
Uno de estos recursos es el psicodrama, creado por el psiquiatra Jacob Levy e inspirado en el teatro de la improvisación. Este médico se dio cuenta de las posibilidades terapéuticas que tiene la dramatización y como la representación de situaciones que generan conflicto puede ayudar que la persona involucrada experimente, explore y supere sus propias dificultades. Se trata de vivir de forma activa el conflicto en el presente.
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El psicodrama concibe a la persona como un ser social, por ese motivo muchas dinámicas se realizan en grupo, con la adaptación de diferentes personajes o roles. En el momento de la representación, es importante atender al lenguaje corporal, a las emociones que afloran, los miedos, las reacciones. En este caso no se trata de contar un problema sino de ponerlo en escena, de vivirlo desde el ahora, con el fin de darse cuenta de lo que supone y de lo que te remueve.
Actores y espectadores
Tan importante es el momento de la dramatización como compartir lo vivido, no solo por parte del protagonista sino también de los 'espectadores' o del resto de 'actores' de la función. ¿Qué has sentido? ¿Dónde han estado tus limitaciones? ¿Cómo ibas reaccionado? Cuando nos colocamos en la acción y salimos de la mente, surgen caminos nuevos para explorar que pueden clarificar una situación de conflicto de bloqueo o de dificultad, por ese motivo es psicodrama es una herramienta muy útil dentro del entorno psicoterapéutico.
Para que sea efectiva es necesario que haya espontaneidad, participación y vivir el momento presente. Se trata de ponerse en la acción con la voluntad de querer hacerlo y si es así puede resultar un método eficaz, potente y rápido que te permite visualizar alternativas orientadas al cambio. Ese trabajo no solo sirve para el protagonista, también para el resto de personas que se involucran en el drama o lo ven desde fuera, pues cada uno vive y aprende de la experiencia. Es muy interesante para el aprendizaje de habilidades y el crecimiento personal.