Probablemente, si has continuado leyendo, es porque lo del abono al gimnasio está descartado. Cuando bajan las temperaturas, también lo hacen nuestras defensas, esto nos vuelve más vulnerables a los virus y las bacterias propias de esta etapa invernal.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Defensas bajas
Si te gusta realizar actividad física en el exterior, especialmente si realizas entrenamientos intensos el riesgo de enfermarse es mayor, porque las endorfinas segregadas también actúan como inmunodepresoras. Cuando las defensas bajan como consecuencia de una ejercitación dura, tu organismo necesitará de varias horas para restablecer los valores adecuados.
Esto no significa que debas olvidarte de salir a correr durante los meses de invierno. Eres quien mejor conoce tu cuerpo y tu estado físico. Evita salir a entrenar con nieve o con temperaturas bajo cero, pero no te prives de seguir corriendo al aire libre.
Leer más: Trabaja la fuerza y saca el máximo provecho a tus entrenamientos
Dolor de garganta
Las vías respiratorias es uno de los puntos más vulnerables cuando entrenamos en invierno. Al hacer actividad física inspiramos más cantidad de aire y com más frecuencia. Esto aumenta las posibilidades de entrar en contacto con virus y bacterias, si además el frío ha hecho que nuestras defensas estén más bajas, la combinación es peligrosa.
El aire que ingresa a nuestro cuerpo por la boca no se llega a calentar antes de llegar a los pulmones. Por lo que, ese aire frío, atraviesa la garganta hasta llegar a los pulmones y puede provocar dolor de garganta agudo o bronquiolitis.
Para prevenir estas molestias, que pueden derivar en enfermedad, es aconsejable entrenar con la boca cubierta por algún pañuelo, bufanda o cuello. Así, cuando el aire ingrese por la garganta, antes deberá atravesar la tela que cubre la boca y será una manera de calentarse.
Hipotermia
Es un caso extremo, pero una posibilidad si entrenas en el exterior. La hipotermia es un descenso involuntarios de la temperatura corporal, inferior a 35 º C. Cuando la temperatura ambiente es baja la temperatura corporal desciende de manera abrupta.
Con apenas 2ºC menos en nuestro cuerpo podemos comenzar a sentir problemas para hablar, por eso es importante evitar los cambios bruscos de temperatura en invierno, porque una caída mayor de la temperatura corporal podría provocar la pérdida de consciencia o la muerte.
Leer más: ¿Sabes a qué lesiones te expones a la hora de entrenar en el gimnasio?
Mal calentamiento
A menudo, cuando hace frío, hacemos un calentamiento intenso y rápido un poco para comenzar a correr o entrenar cuanto antes y otro para entrar en calor cuanto antes. Un mal calentamiento previo puede ocasionar lesiones y falta de oxígeno durante la carrera.
Cuando la temperatura del cuerpo baja se reduce la viscosidad de los músculos y puede ocasionar lesiones serias. Si decides entrenar con frío, procura reducir los tiempos de descanso para evitar que los músculos pierdan temperatura.
Es cierto que hacer actividad física con temperaturas muy bajas es un riesgo, pero también tiene beneficios extras, quemas más calorías que un día templado. Procura hacerlo entrenar con luz solar, en invierno, el mejor momento es ese que en verano está prohibido, entre las 12 y las 15 horas. No es un horario compatible con la rutina y la vida cotidiana, lo importante es que lo hagas con cuando aún haya luz solar.
Leer más: ¿Sin tiempo para gimnasios? Aprovecha las tareas domésticas para hacer ejercicio