Lo que pensamos y sentimos, muchas veces está condicionado por recuerdos del pasado. En ocasiones es tan antiguo ese recuerdo que no somos capaces, siquiera, de visualizarlo. ¿Pero cómo algo que ni siquiera recordamos puede interferir en nuestro día a día?
Se trata de cómo se ha conformado nuestro subconsciente. Desde los primeros años de vida nuestra mente almacena recuerdos, frases, ideas y mensajes. La buena noticia es que puedes transformarlos y convertirte en la responsable de lo que crees y sientes.
Por dónde puedes comenzar
Una de las manera mas frecuentes para descubrir si el subconsciente está interfiriendo de manera negativa en tu presente es reconocer cuáles son tus emociones más frecuentes a lo largo del día. Con qué estado te despiertas y con cuál te acuestas. Qué emociones son las primeras que se disponen en tu mente en el trabajo o con tu pareja. Distinguir es fundamental para saber cómo reprogramar tu mente.
Si las emociones que priman son positivas no tienes que reprogramar, basta con que estés atenta por si cambian de situación. Por el contrario, si sueles sentir a menudo culpa, frustración y una falta de autoestima permanente puede deberse a la activación de ciertos recuerdos en tu mente.
Somos lo que pensamos. Nuestra mente es capaz de enfermarnos y curarnos, tanto poder tiene que debemos atribuirle en nuestro bienestar un sitio mucho mayor al que le solemos dar. Es como si el subconsciente transformara en materia los pensamientos. Aunque la reprogramación se utiliza para los pensamientos que actúan minimizando tu potencial, lo mismo sucede en el caso contrario.
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Despierta al subconsciente
Cuanto más conoces de ti misma más cerca estás de despertar esos recuerdos que están perjudicando tu bienestar físico y emocional. La meditación es una actividad muy recomendada para visualizar y centrarte en aquellos pensamientos que no son positivos ni favorables. Piensa en la mujer que quieres ser, en los aspectos de tu conducta qué te gustaría cambiar. Comienza a verte de esa manera en las meditaciones.
Se trata de crear una nueva ruta hacia donde dirigir nuestros pensamientos y creencias. Nuestro cerebro actúa, de manera directa, con nuestro organismo. Puedes volver a hacerte preguntas como: ¿Merezco ser feliz? ¿Por qué siento que no puedo hacer esto? ¿Estoy capacitada para enfrentarme a esta situación?
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A medida que actives esta parte oculta de tu cerebro, llena de ideas preestablecidas que en ocasiones no siquiera son verdaderas, estarás conectado con una parte de ti que habías olvidado o abandonado. Una parte esencial que puedes rescatar reprogramando lo almacenado. Lo puedes aplicar para las emociones, los sentimientos de inferioridad o de culpa pero también para situaciones concretas como perder peso o dejar de fumar. Si no cambias la manera de pensar por muchas técnicas que pruebes o te esfuerces, los resultados no cumplirán tus expectativas.
La reprogramación mental cambia nuestras creencias, las que no nos sirven. Las que condicionan nuestra conducta de manera negativa. Las que son productivas y nos resultan funcionales, no hace falta que las cambies. Cómo entendemos y comprendemos la realidad está influenciado por estas creencias, en ocasiones, adquiridas de manera inconsciente. Se crean desde la infancia hasta la vida adulta y están relaciones con experiencias vividas. Los primeros gestores de ese contenido en nuestra mente son los referentes adultos que rodean al niño, los padres, los abuelos, los profesores y cuidadores. Con el paso de los años, lo son nuestros amigos, las situaciones vividas y la pareja. Por eso es tan importante rodearse de personas que construyan y no que destruyan.
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