Para evitar que esos achaques se conviertan en síntomas de una enfermedad es importante que controles y vigiles la salud de tus piernas con más atención de lo habitual. Estar erguido conlleva un trabajo y esfuerzo muscular en la espalda, las piernas y el cuello. No poder sentarte cada cierto tiempo en el trabajo puede ocasionar problemas en las articulaciones, trastornos reumáticos y varices.
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Revisiones médicas y consultas tempranas es lo mejor que puedes hacer por tu salud. Si las molestias aparecen al final de día, producto de una extensa jornada de pie, puedes aplicar algunas de estas recomendaciones para desinflamar las piernas y disminuir la retención de líquidos.
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La actividad física y la alimentación
La alimentación que sigas y el ejercicio físico que puedas realizar son dos factores que beneficiarán mucho esta situación. No es absurdo que realices actividades deportivas después de estar ocho o nueve horas de pie. Cuando mantienes esa posición, pese a lo agotador que resulta, no estás beneficiando a tu organismo, todo lo contrario. Puedes variar tu rutina de entrenamiento y combinar ejercicios de estiramiento y control postural, como pilates o yoga con caminatas intensas, ejercicios de cardio y de fuerza.
Procura llevar una alimentación rica en vegetales y fibras. Durante los meses de calor, las piernas son más propensas a hincharse o presentar edemas, puedes ayudarte con una alimentación liviana, con muchas hojas verdes y productos naturales. Toma más de 1,5 litros de agua al día y evita el consumo de bebidas azucaradas y alcohólicas porque
favorecen la retención de líquidos.
Existen muchas infusiones que pueden ayudarte a calmar las molestias, eliminar líquidos y reducir inflamaciones, las más utilizadas para estos síntomas son el castaño de Indias, el rusco, la cola de caballo, la vid roja y el hamamelis.
Inmersiones con agua fría
Siempre se dijo que terminar el baño con con agua fría ayudaba a reactivar la circulación. No siempre puedes hacerlo y otras tampoco apetece, pero puedes intentarlo solamente con las piernas. Otra de las opciones es sumergir las piernas, de la rodilla para abajo, en agua fría durante diez o veinte minutos. Al aplicar agua fría en esta zona del cuerpo las arterias y las venas se contraen y dilatan favoreciendo la circulación.
Si utilizas el rociador sobre las pantorrillas este actúa como un masaje en la zona inferior. También puedes colocar geles de baño calmantes o relajantes. El mejor momento para hacer esto es después del trabajo y del ejercicio diario.
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Si dispone de menos tiempo, un chorro fuerte y continuado, de entre dos y tres minutos sobre la pierna, también te ayudará. Procura que el agua vaya de abajo hacia arriba, es decir desde la planta del pie hacia la rodilla o ingle, según la zona que quieras estimular. Cuando salgas del agua, evita frotar la toalla o dar calor a las piernas, de esta manera se prolonga el estímulo del agua fría.
No comprimas tus piernas
Cuando pasas muchas horas de pie, tener las piernas comprimidas por mallas, leggins y medias es contraproducente. Todo lo que representa tener la zona baja del cuerpo ajustada o contenida no hace más que favorecer la mala circulación sanguínea. La textura y el tejido de las prendas también influye, opta por los cálidos, de algodón o hilo y que permitan la transpiración.
Por último, elevar las piernas al dormir o durante veinte minutos disminuye los síntomas de las piernas cansadas porque estimula la circulación. Puedes elevar las patas traseras de la cama apenas unos centímetros o ayudarte con un cojín.
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