Para las teorías que sostienen que la inteligencia no es algo unitario, es decir, un don único con el que naces, existen cerca de doce inteligencias múltiples. Algunas son más conocidas y probablemente innatas como la inteligencia lógico-matemática. Otras resultan más intuitivas o estilísticas como la inteligencia lingüística.
Para que la inteligencia se desarrolle y aumente es importante la incidencia de los factores ambientales, las capacidades naturales y las adquiridas. Si ya sabes cúal es la clase de inteligencia que te caracteriza podrás sacarle partido y estimularla.
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Inteligencia intrapersonal
Es la capacidad individual de comprender, entender y atender las emociones y los pensamientos. Existe una conexión íntima e indivisible entre la mente y el espíritu y las personas que tienen este tipo de inteligencia son capaces de regularlas.
Son seres que entienden el comportamiento humano, les gusta reflexionar sobre la condición individual, el autoconocimiento y reflexión personal. Las personas con una alta inteligencia intrapersonal suelen controlar sus sentimientos desde el reconocimiento de sus emociones. Si posees inteligencia intrapersonal es probable que tengas un bienestar emocional y psicológico profundo y que tus estados de ánimo no varíen con intensidad.
Inteligencia interpersonal
Cuando una persona sabe cómo relacionarse con otros de una manera natural, sana y efectiva, se considera que tiene una alta inteligencia interpersonal. Son aquellas personas que no se sienten afectadas por comentarios externos y son capaces de comunicarse de manera asertiva y adecuada.
Tienen tendencia y facilidad para empatizar con los demás y acercarse a sus estados de ánimo y emociones, saben cómo interactuar y cuando alejarse. Una de las capacidades más apreciadas de las personas que desarrollan esta clase de inteligencia es la habilidad con la pueden discernir entre las emociones y las intenciones de los demás.
Esta clase de inteligencia es demandada en profesiones que tienen contacto con público o un auditorio, como puede ser un profesor. Reconocer que las opiniones personales no son producto de una intención ofensiva sino de un fallo en el proceso comunicativo es valorado por sus compañeros y superiores como un don especial, capaz de transmitir entendimiento y reflexión.
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Inteligencia emocional
El concepto de inteligencia emocional comenzó a aplicarse en la década del 90 por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer. Es una de las inteligencias más admiradas porque reúne a la inteligencia intrapersonal y la interpersonal.
Los expertos aseguran que está conformada por cinco factores:
- El autocontrol: Un manejo de las emociones y de los pensamientos de manera consciente. Suelen ser personas que no explotan con facilidad, serenas y cálidas.
- La autoconciencia emocional: Reconocer y distinguir las emociones es algo que puedes trabajar y aprender. Brinda mucha seguridad y estabilidad no solo a las personas con este tipo de inteligencia, sino que, con frecuencia, se produce un efecto 'contagioso' con el entorno y quienes están a su lado. La calma llama a la calma.
- El autocontrol: Cuando tienes la capacidad de gestionar tus pensamiento y emociones estás un paso por delante. Las personas con esta característica suelen ser equilibradas y estables, confiables y responsables.
- La motivación personal: En una condición muy valorada en el mercado laboral. Se trata de personas que tienen la habilidad de encontrar una motivación para sacar adelante proyectos propios o grupales, puede ser algo imperceptible para demás pero con mucha fuerza para ella.
- Las habilidades sociales: El trato con los demás, el respeto que tengas por la humanidad y la capacidad de entender al prójimo o, al menos querer hacerlo, convierte a las personas con inteligencia emocional en seres especiales. Estar a su lado nunca produce incomodidad. Puedes mantener largas conversaciones, ser escuchada y difícilmente juzguen una actitud ajena.
Algunos de los beneficios de tener y aplicar esta inteligencia son la reducción de los efectos negativos del estrés, la mejora del bienestar emocional y una alta valoración de la persona en el trabajo y su círculo social. No hay una inteligencia mejor que otra, sólo depende de cómo y dónde la aplicas y cuanto seas capaz de trabajar en ella y estimularla.
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