Molestias intestinales, osteoarticulares, la pérdida de peso, fertilidad o colesterol son algunos de los temas que más preocupan, sin embargo, por delante de todos ellos destaca uno en especial: la ansiedad.
Son muchas las personas que buscan asesoramiento por problemas causados por un desequilibrio del sistema nervioso, por ejemplo, para mitigar la ansiedad, la depresión, el insomnio, el estrés, la tristeza o el cansancio, ya que canalizan sus emociones con la ingesta de comida, aseguran Vanessa Bordas y Marga Giménez, nutricionistas de OBBIO, un multiespacio ecológico de nutrición saludable en Barcelona, donde se puede comer, comprar o resolver dudas relativas a cómo llevar una alimentación saludable. Dentro de este porcentaje de personas que acuden a consulta se encuentran aquellas personas que padecen estrés físico, mental o emocional y que buscan un cambio en su dieta con una alimentación más saludable. Sobre ello hemos charlado con las expertas.
¿Se acude acude a la consulta sabiendo que estos problemas tienen una relación con la comida?
Cuando nuestro cuerpo es muy caprichoso con lo que quiere comer, es muy probable que en realidad se trate de 'hambre emocional' y algunas de las personas que nos consultan no suelen ser conscientes de la relación entre comida-ansiedad. De hecho, la gran mayoría entiende que si siente que su cuerpo necesita algo es saludable proporcionárselo; como sucede con el café, las patatas, el chocolate o el alcohol. En estos casos, nuestro consejo es primero aprender buenos hábitos saludables, empezando por evitar azúcares, harinas altamente refinadas o alimentos ultraprocesados, para luego poder confiar plenamente en lo que pide nuestro cuerpo.
¿Han detectado que padecen ansiedad o lo descubren tras la consulta?
Muchas personas asumen que tienen adicción o ansiedad, pero no siempre lo asocian a un aspecto negativo relacionado con su alimentación, así que es cierto que a veces se trata de un descubrimiento. No siempre es fácil porque, por ejemplo, la Navidad está generalmente ligada a dulces ricos en grasas y azúcares o comida casera con muchas calorías. Todos tenemos alimentos o platos concretos que nos trasladan a un momento positivo o negativo de nuestra vida, el cual determina si ese alimento nos gusta o lo detestamos.
¿Cuáles son los 'síntomas' de un desorden alimenticio fruto del estrés o la ansiedad?
Hay ciertos síntomas de desorden alimenticios compartidos que son muy característicos: comer a deshora, de manera compulsiva, obsesionarse por consumir un único alimento a diario en un ahora concreta, nerviosismo, hiperactividad, pérdida de cabello y aumento o escasez de sed y orina, entre muchos otros.
Recomiendan reducir el estrés bebiendo líquidos, zumos, caldos e infusiones, ¿por qué?
Cuando bebemos líquidos, en realidad, estamos engañado al estómago para que ponga en marcha el proceso de digestión y nos proporcione la sensación de saciedad temporalmente. Al activar el cuerpo de esta manera, se oxigena y calma el organismo, facilitando la digestión de alimentos pesados que sean grasos o salados. Otra forma de reducir el estrés es ingiriendo alimentos picantes y amargos, así como beber infusiones, ya que nos ayudarán a calentar el cuerpo y nos proporcionarán una agradable sensación de confort.
También priorizar objetivos reales con el fin de disminuir los nervios, ¿qué significa exactamente?
Priorizar objetivos reales significa ser realista en el sentido de marcarse metas que nuestra filosofía humana pueda asumir. Por ejemplo, si hemos ganado 10 kilos en 5 años, no podemos pretender perderlos en un mes. Lo correcto y saludable es perderlos en 6 u 12 meses, de manera gradual, para permitir a nuestro organismo adaptarse al cambio a nivel fisiológico, aprendiendo a comer y entendiendo cómo y por qué se engorda para repetir los mismos patrones.
La dieta del grupo B es la más recomendada en casos de ansiedad, ¿de qué se trata?
La dieta del grupo B está compuestas por alimentos ricos en almidón que son muy positivos para nuestro cuerpo. Los principales alimentos de este grupo son el pescado, el huevo, la carne, los vegetales, la patata y el arroz, entre otros. Incluye magnesio, grasas saludables y alimentos para mejorar los problemas del sistema nervioso como los productos integrales, fruta y verdura de estación. Además, conviene recordar que, junto a la alimentación, los hábitos como el descanso, el deporte, la respiración y la meditación ayudarán a una futura mejora.