Lamentablemente, los casos de violencia de género con finales fatales son una constante en los titulares de los medios informativos. Se trata de una realidad palpable, que afecta a un volumen de población indeseablemente alto, ante la que aún queda mucho por hacer. Una alerta que nos pone sobre aviso de la grave problemática social a la que todos, en nuestra medida, debemos hacer frente en estos tiempos. Estas consecuencias dramáticas no son las únicas que tiene este tipo de violencia, entre las que destaca, por ejemplo, el impacto que tiene sobre la autoestima de las víctimas. Sobre la relación existente entre violencia y autoestima hemos charlado con Sofía Pérez-Caballero, psicóloga, especialista en género y terapeuta Gestalt.
"Para hablar de autoestima y violencia lo primero que tenemos que hacer es comprender un poco mejor qué es la autoestima. Se trata de la valoración que las personas hacemos de nosotras mismas, es decir, depende de nuestro autoconcepto, de la imagen que tenemos de nosotras en comparación con nuestro ideal", matiza la experta antes de abordar la relación entre ambos términos. "De la autoestima depende, por tanto, la confianza y seguridad en nosotros, en nuestras capacidades y posibilidades para afrontar los diferentes retos de la vida". Partir de esta definición, tal y como apunta, permite comprender cómo puede afectar negativamente la violencia a la hora de desarrollar y/o mantener una autoestima fuerte y sana.
Apoyo psicosocial en casos de violencia machista
En el ámbito de la pareja, no podemos olvidar que la mujer recibe el maltrato de la persona que supuestamente la quiere. "Este maltrato, especialmente la violencia psicológica, va minando poco a poco la valoración que la mujer tiene de sí misma, hasta transformar completamente la manera de verse, destruyendo su autoestima”, explica Sofía, “el agresor se sirve de esto, para someter y controlar a la mujer".
Un estudio llevado a cabo por TSGlobal con un grupo de mujeres víctimas en territorio español –tanto migrantes como naturales- abordó no solo la incidencia del maltrato sobre la autoestima sino también las posibilidades de mejoría o recuperación a través de programas de apoyo psicosocial. En sus conclusiones recoge que hay un aumento significativo de la autoestima después de la intervención.
Infancia y adolescencia, especialmente vulnerables
"Si durante nuestra infancia lo que se recibe por parte del entorno, especialmente por parte de los padres, es maltrato y/o experiencias de falta de cariño y cuidado, el niño o la niña interpreta que no es digno del cariño de papá y mamá, que no es válido", explica la psicóloga. Según nos explica, en estos casos lo normal es que también se desarrolle una baja autoestima que puede llegar a arrastrarse durante toda su vida adulta.
Por otro lado, la adolescencia es también un periodo muy complicado, en el que el grupo de amigos y la imagen social son fundamentales. Con respecto a la relación que se aborda en estas líneas, "la inseguridad personal en esta etapa de la vida es también un factor clave" que puede manifestarse en dos vertientes. Por un lado, "puede llevar al adolescente a buscar reconocimiento social desde la imposición a los demás de forma violenta, buscando una imagen de superioridad exterior que compense una baja autoestima de fondo". Y al contrario, "puede llevar al adolescente a sufrir agresiones, acoso y rechazo, que aumenten de manera exponencial esa inseguridad y una valoración negativa de sí mismo".