Ante los desastres medioambientales a los que nos estamos enfrentando, como inundaciones, incendios y temperaturas extremas, las medidas para salvar al planeta son más urgentes que nunca y se han convertido en una obligación. En este sentido, son muchos los sectores que se han puesto las pilas para tratar de reducir los gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático. Un buen ejemplo lo encontramos en la industria textil, la segunda más contaminante del mundo, solo por detrás de la petrolera, que está apostando por materiales y procesos de elaboración respetuosos con el medioambiente.
Tal y como han asegurado los expertos, estamos a tiempo para revertir la situación, pero son muchas las personas que desconocen lo realmente contaminantes que son algunas de las cosas, acciones y gestos que forman parte de nuestro día a día. Tanto es así que, según la compañía analítica Cumulus Media, si Internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo, solo por detrás de China, Estados Unidos, Japón, Alemania y Corea del Sur.
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El 'sistema nervioso' del mundo
En plena era digital, los hábitos de consumo han cambiado e Internet se ha consagrado como la herramienta indispensable que utilizamos para realizar cualquier gestión o por puro entretenimiento. Tanto es así que cada minuto se envían 38 millones de mensajes de WhatsApp, se visualizan 266.000 horas de Netflix, 4,3 millones de vídeos en YouTube y se realizan 3,7 millones de búsquedas en la Red, según los datos publicados en Visual Capitalist. Aún así, se estima que el crecimiento se triplicará para el próximo año. Para 2020, más de 30 mil millones de dispositivos estarán conectados a Internet, tal y como afirma el informe Big Data 2015 de la OBS Business School, y contará con cerca de 4.100 millones de usuarios.
Tal y como revela Greenpeace en su informe Clicking Clean, en el que explica el consumo digital y sus consecuencias, la red sirve de sistema nervioso central de la economía global, que se encarga de crear y satisfacer el insaciable apetito de mensajes, fotos y videos en streaming de todo el mundo.
Huella digital en crecimiento
Que la nube no sea algo material y tangible no significa que no deje huella. Para cubrir estas 'peticiones', se necesita una cantidad extraordinaria de energía para fabricar y alimentar nuestros dispositivos, centros de datos y las infraestructuras que se necesitan para el funcionamiento de internet. Para hacernos una idea del impacto medioambiental que se genera, estas instalaciones que almacenan e intercambian nuestros contenidos son capaces de consumir tanta energía como una ciudad de tamaño mediano. Afortunadamente, cada vez son más las empresas que están tratando de construir una red renovable que sea amable y respetuosa con el medioambiente. Este camino comenzó con líderes de plataformas digitales como Facebook, Apple y Google, que se comprometieron a utilizar energía 100% renovables, y al que paulatinamente se han ido sumando nuevas compañías.
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