¿No puedes despegarte de tu mascota? Podrías sufrir petofilia

Existe una delgada línea que delimita entre el amor y el respeto a la asfixia por un cariño excesivo.

por Laura Bech

La petofilia es un trastorno psicológico que se reconoce como un amor desmedido a los animales. Pero ¿cómo y quién mide el amor que sentimos a nuestra mascota?

Es una bara difícil, la petofilia o petophiliaes, se trata de un apego tal que las personas que lo padecen ven su vida condicionada por ese exceso de cariño. Si una persona pasa más tiempo con animales que con su círculo social y su fuente de satisfacción solo proviene de ellos, podríamos estar ante uno de estos casos.

Como ocurre con cualquier vínculo o relación, se vuelve perjudicial cuando nos trae más situaciones negativas que positivas. Es igual que una adicción, se circunscribe tu día por una mascota en reemplazo de una sustancia. Si esto ocurre de manera prolongada, no por hechos específicos como que tu perro esté enfermo, la persona afectada podría estar canalizando sus emociones y frustraciones en los animales.

Los perros, especialmente, nos generan una sensación de seguridad y compañia particular. Es difícil no encariñarse con ellos, aunque pueda parecer confuso, la petofilia es un vínculo exagerado y muchas veces ocasionado por la desilusión o decepción que puedan haber causado las personas.

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¿Humanizas a tu mascota?

En los tiempos que corren resulta difícil no tentarse con una correa mona o una comida gourmet para nuestros perros y gatos. Si tratas a tu mascota como a una persona o mejor, podrías estar corriendo el riesgo de humanizar y darle un sitio que no le corresponde. No porque no lo merezca, sino porque te haces daño a ti misma. Tener gestos y detalles con los animales que viven en casa no nos vuelve petofilos, así que puedes volver a casa tranquila con ese pienso especial que has conseguido. 

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La cantidad de amor que le das a tu perro solo podéis evaluarlo tu y él. Dar afecto nunca es malo, siempre que no descuides otros aspectos de tu vida y no termines por molestar al animal. La patología aparece cuando no puedes controlar la situación y dejas de hacer  planes que signifiquen estar sin tu mascota. 

En algunos casos este comportamiento se debe a un factor cultural y ambiental. Es una manera de suplir ese espacio con el animal por algo que nos representa una carencia, que suele ser del tipo afectiva. Esta relación es peligrosa, no solo para la persona implicada, sino también para la mascota porque se distorsiona la realidad y se asocian expectativas en ella que no le corresponde. 

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Tu cariño excesivo podría estar estresando a tu perro

Ese amor desmedido muchas veces se traduce como una manera de sentir que la mascota se vea todo lo bien que su dueña quisiera sentirse. Es un reflejo de lo que le gustaría ser y provocar en los demás, al no lograrlo, intenta por todos los medios que lo sea el animal. El problema es que los perros no necesitan de una terapia, de spa, de peinados estrafalarios o de indumentaria y joyas que combinen con la de su dueña.

Tal vez, solo necesita un poco de tranquilidad y menos agobio. Cuando una persona se entrega tanto a una animal descuida otros vínculos que son tan importantes como el que tiene con su mascota. Los animales sufren estos episodios, porque no entienden que el cariño de su dueña se refleje en una presión desmedida. 

Cuando se humaniza a un perro se lo está, de alguna manera, maltratando porque se le anula su verdadera identidad: la de animal. Muchos perros se sienten ansiosos e inseguros, porque su condición natural no los prepara para dar respuesta a estas actitudes. Algunos expertos sostienen que si estos síntomas no se tratan a tiempo pueden llegar a provocar, en la persona que los padece, delirios y alucinaciones.

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