Los antibióticos son medicamentos muy eficaces contra las enfermedades causadas por bacterias. De hecho, desde su invención han supuesto uno de los mayores avances en medicina. Sin embargo, no se puede abusar de ellos ni se deben utilizar para otras enfermedades que no sean bacterianas. No sirven para dolencias contra la gripe o el resfriado, ambas provocadas por virus y su mal uso puede hacer que enfermedades que hoy se curan, en el futuro sean intratables.
Existen también los denominados 'antibióticos naturales', plantas que nos ayudan a fortalecer nuestras defensas y protegernos y que pueden resultar útiles, incluso, para las afecciones del invierno. Las más conocidas son la equinacea, la bardana y el própolis. Puedes tomarlas en diferentes preparados (cápsulas, infusiones o gotas) que encontrarás en la farmacia.
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Equinácea, antibacteriana y antifúngica
La echinácea era una planta muy familiar para los indios aborígenes de América del Norte. La utilizaban para tratar las mordeduras de serpiente y heridas. Su raíz, recolectada en la primavera después de 4 años de cultivo, contiene numerosos principios activos con propiedades para estimular el sistema inmune (inmunoestimulante). Sus numerosos constituyentes actúan conjuntamente para oponerse a los invasores no deseados y mejorar la defensa inmunitaria. "Contiene polisacáridos, que protegen las células de las agresiones de los virus, alcamidas con propiedades antibacterianas y antifúngicas (contra los hongos) y otros elementos con efectos antiinflamatorios. Estos principios actúan especialmente aumentando el número de glóbulos blancos y favoreciendo la síntesis de una molécula esencial en el proceso de la inmunidad, el interferón", explica la farmacéutica Luz García Toro, de Arkopharma, quien añade que "se ha demostrado su actividad inmunoestimulante en diversas afecciones relacionadas con debilidad o una deficiencia inmunitaria".
Los expertos recomiendan tomarla entre 1 y 3 meses desde el comienzo del invierno para prevenir las infecciones de repetición. Se puede utilizar asimismo como prevención cuando el organismo está sometido a estrés o a condiciones de debilidad física o psíquica que deprimen el sistema inmunitario.
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Bardana, buena para la piel
La composición de las raíces de bardana es muy rica en sustancias antisépticas que ayudan a combatir las afecciones de la piel (erupciones cutáneas, piel con tendencia acnéica). Esta robusta planta bisanua es muy común en las regiones templadas. El éxito medicinal de la bardana data desde muy antiguo. Se cuenta que el rey de Francia Enrique III, afectado por una grave enfermedad de la piel, sanó gracias a esta planta.
"La raíz de bardana es una fuente importante de inulina, un glúcido parecido al almidón de acción similar a la de la penicilina. También contiene polienos, sustancias que tienen propiedades antibacterianas y antifúngicas. Estas sustancias son valiosas para tratar numerosas afecciones cutáneas como el acné, el eczema, los forúnculos, los abscesos o incluso la psoriasis", afirma la farmacéutica.
Esta acción se ve reforzada por las propiedades depurativas de la planta asociadas a la presencia de ácidos-alcoholes. Estos compuestos drenan del organismo todas las toxinas que contribuyen a la aparición de espinillas y favorecen su eliminación a nivel hepático (acción colerética) y renal (acción diurética). La bardana se recomienda también para los problemas de piel grasa. Su eficacia se acentúa cuando se asocia con otra planta, el pensamiento.
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Propóleo
El propóleo o própolis es una sustancia resinosa, gomosa y balsámica, de consistencia viscosa, que las abejas obtienen de las yemas de los árboles y de algunos vegetales, a través de sus mandíbulas, para luego terminar de procesarla al interior de la colmena con sus secreciones (ceras y secreciones salivares). Generalmente, la obtienen de especies como el sauce, castaño, roble, pino, cerezo, álamo, abedul, aliso, enebro y algunas plantas herbáceas.
Las abejas utilizan el propóleo para recubrir las paredes de la colmena y mantenerla libre de bacterias, hongos y otros invasores. En otras palabras 'taponan' herméticamente las colmenas. "Se han descrito situaciones tan curiosas como haber encontrado en el interior de las colmenas ratas embalsamadas con própolis y mariposas rígidas y cubiertas por esta sustancia. Esto es debido a la acción antimicrobiana del própolis que impide la descomposición del cadáver y evita infecciones en el interior de la colmena. La colmena, de hecho, es uno de los lugares mas estériles conocidos en la naturaleza", señala Luz García Toro.
"La propiedad más reconocida para el propóleo o própolis es su propiedad antibiótica, siendo activo incluso frente a gérmenes que han adquirido resistencia a los antibióticos. Algunas de las propiedades del própolis son empleadas en alimentación, perfumería, medicina y biología, como sus propiedades antioxidantes, antimicrobianas, bactericidas, antivirales y fungicidas (se ha demostrado su eficacia en casi 40 clases de hongos de piel)", indica.
Otras interesantes actividades de esta sustancia es la capacidad regeneradora que actúa acelerando la cicatrización, su utilidad como anestésico local y su actividad antiinflamatoria. Algunos estudios realizados en China han demostrado la eficacia del própolis en casos de hipertensión, arteriosclerosis y problemas cardiacos. Otro uso poco conocido de esta sustancia es que se aplica en las clínicas dentales para el tratamiento de las caries y como endurecedor y sellador natural del esmalte.
Así que dependiendo de su lugar de actuación, podemos diferenciar en el própolis distintas actuaciones:
- Garganta: ayuda a aliviar los síntomas asociados a la inflamación de anginas, faringitis, aftas bucales y laringitis;
- Vías respiratorias: actúa eficazmente frente a resfriados.
- Estomágo: ayuda a combatir los casos de úlcera gástrica.
- Ginecología: actúa principalmente en las cándidas, llagas uterinas, inflamaciones y picores.
- Piel: su principal actuación puede verse en los hongos, aunque también es eficaz en heridas, acné, ulceraciones y sabañones.
Podemos encontrar própolis en presentaciones cosméticas y de farmacia en forma de extracto de própolis, cápsulas, comprimidos, ungüentos o pomadas.
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