Dime a qué hora vas al gimnasio y te diré cuánto lo aprovecha tu cuerpo
¿Lo haces por la mañana bien temprano o cuando sales del trabajo? No todos los momentos del día sirven para lo mismo.
Si quieres que, de verdad el entrenamiento sea efectivo, no basta con buscar un hueco para ir al gimnasio. Nuestro metabolismo responde de manera diferente según el momento del día en que lo ejercitamos y la época del año.
Entrenar por la mañana
Hacer actividad física por la mañana, bien temprano, activa el metabolismo basal. Podría considerarse el mejor momento para hacerlo, especialmente si quieres perder peso. Entrenar a primera hora del día aumenta el gasto calórico y ayuda a regular el consumo de energía durante la jornada.
Aunque para tu cuerpo sea el momento ideal, probablemente para tí sea el más complicado para cuadrar en tu rutina. No te preocupes, los expertos aseguran que lo mejor para el organismo es la constancia y el gusto con el que lo hagas. Si puedes, añade breves rutinas aeróbicas, como ir caminando a tus obligaciones o utilizar las escaleras en lugar del ascensor para ayudar al metabolismo basal a ponerse en marcha.
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Entrenar antes o después de comer
Nunca vayas al gimnasio en ayunas es peligroso para tu salud y tu rendimiento físico será mucho menor al que tendrías después de desayunar. Tan contraproducente es sin nada en el estómago como ir con el estómago lleno. Es importante que le des tiempo a tu organismo para que realice la digestión y se siente liviano.
Lo recomendable es ejercitarte a diario, entre 30 y 45 minutos. Si no puedes con este ritmo por la cantidad de obligaciones que tienes, busca que tu día sea lo más activo posible. Al menos un 20% de este debería contar con algo de actividad. Si no logras esta rutina diaria puedes compensarlo con ir tres veces por semana al gimnasio durante 60 minutos. Los días que cuentes con más tiempo aprovecha para hacer cardio y ejercicios aeróbicos, los demás días puedes hacer ejercicios de fuerza.
Entrenar por la tarde
Según los expertos, es un buen momento porque suelen ser menos factibles las lesiones, la fuerza muscular está más activa que durante la mañana. Si has comenzado el día temprano, probablemente tu mente ya está cansada y con ganas de volver a casa.
El ejercicio debería formar parte de nuestro día a día, así que es mejor que lo hagas tanto como puedas. Salvo que seas un deportista de élite o alto rendimiento hacer ejercicio debería ser una actividad placentera que te procure bienestar y no sume estrés a tu vida.
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Las horas prohibidas
Si entrenas al aire libre y es verano, entre las 12 y las 16, procura no hacerlo. Si lo haces en un sitio cerrado y con la temperatura adecuada, no hay problema. Aunque la importancia de calentar la conoces bien, cuando la temperatura exterior es alta estos ejercicios pueden ser menos intensos.
Por el contrario, en invierno, ejercitarte durante esa franja horaria está muy bien. Es un buen momento, más allá del objetivo que te hayas fijado. Así como entrenar por la mañana temprano ayuda a la pérdida de peso, hacerlo durante este momento del día es bueno para todo. No estás aún cansada, física y mentalmente te encuentras con la energía necesaria para entrenar y, siempre y cuando hayas ingerido algo, te encuentras en un punto intermedio en cuanto a tu biorritmo.
La noche tampoco es recomendable, aunque si no tienes otra opción, es mejor que entrenes a esta hora a que dejes de hacerlo. El problema de ir al gimnasio en este momento es que la actividad física aumenta el nivel de adrenalina y esto podría provocar que tengas dificultades para conciliar el sueño. Intenta que, por lo menos, haya 4 horas entre la actividad y el momento de acostarte.
Si te ejercitas con temperaturas bajas es recomendable que le prestes mucha atención al tiempo de calentamiento. De esta manera disminuye el riesgo de lesionarte.
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