Estos son los aspectos resilientes de los momentos de conflicto

Nos estamos acostumbrando a vivir en una sociedad cada vez más individualista y globalizada, un modelo que nos aleja del bien común, pero que puedes cambiar desde tu punto de vista.

Por Laura Bech

Habrás escuchado en muchas ocasiones ese refrán chino que dice que una crisis es una oportunidad. Es un momento en el que puedes cambiar, aprender y reconducir tu vida. Lo mismo ocurre en las situaciones de conflicto, sean laborales, crisis de pareja, o personales. Si realmente es algo tan sencillo de definir y estamos ante la oportunidad de dar un giro radical en nuestra vida, ¿por qué le tememos tanto?

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La forma en la que vivimos nos lleva a pensar y progresar en pos del bien propio y no del bien común. Es una época en la que podemos ser y parecer. La influencia de las redes sociales en nuestra rutina nos está volviendo egoístas y competitivos. Claro que hay muchos otros factores que generan esta conducta en nosotros, pero las redes se han sumado a la tendencia y no colaboran a cambiarla.

Las actitudes individualistas priman ante las empáticas, una palabra que usamos a menudo sin saber muy bien qué quiere decir. 

¿Qué puedes aprender de un momento de conflicto?

De una situación de presión, que nos obliga a enfrentarnos a momentos decisivos podemos rescatar muchos aspectos positivos. Son aquellos que nos vemos a diario, aunque están, como el compañerismo, la solidaridad y humanidad.

Si atraviesas una situación que te preocupa estás ante la oportunidad de salir reforzada. La resiliencia es la manera en la que actuamos ante ello y como logramos capitalizar ese aprendizaje.

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Adaptarte para aprender

Adaptarse al medio o a las situaciones es algo natural en el ser humano. Pero, además de ser algo que hacemos desde tiempos remotos, es una actitud muy positiva. 

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No creas que adaptarte es rendirte ante el problema. Todo lo contrario, es la manera más armónica de solucionarlo. Puede que el momento de crisis que atraviesas no tenga vuelta atrás. Una separación o un despido, ser consciente que tienes que vivir con ello y superarlo, es uno de los pasos más importantes que darás en el camino de salida de este conflicto.

Adaptarse es asumirlo y desde esa aceptación cambiar lo que no funciona.

Otra perspectiva

Cuando te enfrentas a una situación complicada, puedes optar por mantener tus creencias o puedes aprender algo nuevo. Descubrir una visión diferente ante el problema puede ser, incluso, la clave. Si no lo es, solamente con conocer una perspectiva diferente y aplicarla te hará crecer como persona. Las crisis son oportunidades únicas para cambiar pensamientos y creencias arraigadas, sin mucho fundamento o que no se adaptan a tu realidad.

Si cambias de perspectiva es probable que el conflicto también lo haga. Es decir, si creías que no podía ser peor, un cambio en tus postura ante éste hará que lo minimices o lo reduzcas. Nada puede ser tan malo como en realidad podría ser.

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Compartir y hacer nuevos amigos

La manera tan individualista en la que vivimos hace que miremos y escuchemos muy poco. Cuando eres capaz de verbalizar tus problemas o la situación que atraviesas notarás que no estás solo. Escucharás historias más difíciles que la tuya y notarás que existe un sentimiento de cooperación y ganas de ayudarte. Es la resiliencia de otros que se vuelca en ti.

El conflicto es una manera de acercar dos posturas diferentes. No tiene porqué ser una situación de agresividad. Bien enfocada es una oportunidad para dialogar y llegar a negociaciones que hasta pueden ser más ventajosas de las que imaginabas.

La connotación negativa que socialmente solemos darle a la palabra crisis hace que no miremos más allá del horizonte conocido. Nos cuesta comentarlo porque creemos que eso nos disminuye o no queremos preocupar a los demás. Si te animas a atravesar ese momento de manera racional y consciente lo problemático desaparecerá pronto y solo tendrás que ocuparte de resolverlo.

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