Si estás haciendo terapia es probable que de un tiempo a esta parte sientas mayor interés por relacionarte con personas que también lo hacen. Si llevas tiempo haciéndolo seguro que ya has notado los beneficios y cambios logrados.
La psicoterapia es un método simple que busca herramientas que te permitan sobreponerte, motivarte y encontrar respuestas. Es un abordaje de la persona desde su mecanismo de razonamiento y de las actitudes adquiridas y aprendidas. Nos permite diferenciar entre unas y otras e incluso dar nuevas respuestas a los problemas de siempre.
Las creencias limitantes, generalmente en un plano inconsciente, te impiden avanzar en el crecimiento personal y en la clase de vínculo que planteas en tu entorno. Al modificar estas y otras estructuras cerebrales cambias tus actitudes y percepciones.
¿Qué clase de terapia te conviene?
Antes de comenzar cualquier tratamiento psicológico es recomendable que busques información sobre las distintas corrientes terapéuticas. Algunas te resultarán más amenas y otras se acondicionarán mejor a la situación que quieres resolver.
Cuando una persona decide hacer tratamiento psicológico demuestra otros rasgos de su personalidad. Para investigar sobre uno mismo es necesario estar dispuesto a afrontar recuerdos, sensaciones y problemas del pasado. No todas las corrientes se centran en el pasado, aunque la mayoría identifica en este un punto de inicio para ciertos conflictos.
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Hacer terapia está de moda
La psicología es un recurso al que acuden, cada vez con más frecuencia, personalidades destacadas. La llegada del coaching ayudó a concienciar sobre la importancia para el bienestar emocional y físico de un profesional de la psicología.
Deportistas, actores, intelectuales y políticos no dudan en acudir al psicólogo y contarlo. Desde hace años dejó de ser un tema tabú para convertirse en comentarios entre amigos y debates sociales.
Los colegios con gabinete psicológico aumentan su demanda, los centros de salud y hasta las empresas privadas apuestan por la terapia como gestión de situaciones personales y grupales.
La terapia individual
Es de las más convencionales, se trata de una charla amena entre el paciente y su psicólogo. La sensación de bienestar no es inmediata, hacer terapia es un proceso de, por lo menos, varios meses. Sin embargo, los resultados suelen ser duraderos porque parten del razonamiento previo y la incorporación de ese nuevo saber.
Los psicólogos no pueden medicar, pero sí aconsejar si se debe acudir a un psiquiatra o no. Esto también favoreció el acercamiento de muchos pacientes que, conociendo rasgos particulares de su personalidad, prefieren tratarlo de manera psicológica antes que con fármacos como ansiolíticos o antidepresivos.
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La terapia familiar
Desde hace algunos años existen espacios abiertos a la comunidad a los que recurrir en caso de que la terapia deba sea familiar. Es más compleja que una terapia personal, porque aquí se intenta abordar un problema en concreto y solucionarlo. Suele estar relacionada con aspectos del comportamiento de ese núcleo familiar como algo negativo o poco constructivo.
También se puede recurrir a esta clase de psicoterapia en casos de divorcio o la muerte de un ser querido cercano a la familia. En este caso se aborda el tema del duelo desde varias perspectivas, incluida la infantil, para que el proceso no sea traumático y resulte menos doloroso.
Terapia de pareja
Se suele recurrir a ella cuando la relación está acabada o a punto de hacerlo. En estos casos la psicoterapia ayuda, pero es más complejo salvar la pareja. Favorece el diálogo y el entendimiento entre las personas desde el respeto y la empatía.
Es un método eficiente para prevenir o resolver las crisis de pareja de una manera inteligente y priorizando el vínculo. Cuando dos personas acuden a una terapia de este tipo suelen partir desde la idea de evitar una separación.
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