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El trabajo es una de las principales preocupaciones en nuestra vida. Es el lugar donde pasamos una gran parte de horas al día y que, en ocasiones, puede llegar a absorbernos demasiado generándonos episodios de estrés y ansiedad que nos impiden avanzar hacia nuestros objetivos. Ante estas situaciones límite, David Diago, coach ejecutivo de Ejecucoaching -empresa especializada en gestión de tiempo y la energía a nivel empresarial-, recomienda no perder la calma y actuar con inmediatez antes de que se conviertan en un problema aún mayor. Tomar las riendas antes de que sea demasiado tarde nos ayudará a reorientar la situación y sacra todo nuestro potencial. Estos son sus consejos para mejorar la productividad en el trabajo.
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Gestiona tu energía y no tu tiempo
El experto indica que lo mejor es deja de pensar en la gestión del tiempo y comenzar a pensar en términos de gestión de la energía. "La mayor parte de la gente se enfoca en organizar hasta el último minuto de su agenda y procurar que su tiempo sea lo más productivo posible. Pero es mucho más efectivo introducir en esa ecuación el factor energía". No todas las horas el día son igual de productivas. Nuestro rendimiento no es el mismo a primera hora de la mañana que a última y solemos trabajar mejor cuando hemos descansado bien. Y es que, aunque parezca paradójico, muchas veces la productividad crece si se trabaja menos horas y se invierte esas horas en ganar energía.
Ten claro el objetivo
Debemos fijar muy bien el objetivo de cada una de las tareas que afrontemos. De este modo, es recomendable evita la dispersión y la perfección e invertir la cantidad justa de tiempo y energía para cumplir esa meta. Normalmente perdemos mucho tiempo haciendo cosas que no son necesarias por no tener claro el objetivo o por tratar de superar nuestras propias expectativas, o las de terceros, especifica el coach.
Aléjate del victimismo
El victimismo resta poder. Para Diago, al buscar culpables constantemente o al tratar de hacer responsable a terceros de cada una de las cosas malas que nos pasan, nos impedimos actuar. Responsabilizar a un tercero de algo que nos corresponde asumir a nosotros conlleva atribuirle la obligación de solucionarlo nos resta margen de acción. Delegar la responsabilidad implica anular nuestra capacidad para cambiar las cosas, y la responsabilidad "es uno de los pilares más importantes del liderazgo".
Refuerza tu visión
Ten claro hacia dónde te diriges. Alinea tus objetivos profesionales con tus objetivos personales y, por supuesto, con tus valores. Cuando las tres cosas están alineadas tu energía y tu motivación se multiplican. De lo contario, el esfuerzo que tendrás que hacer para sacar adelante cualquier tema será drenante. Al principio de su carrera profesional, la mayoría de la gente tiene una gran cantidad de sueños y aspiraciones y eso hace que tengan una visión muy potente del lugar que desean alcanzar. Cuanto más intensa sea esa imagen mayor será la motivación, energía y vitalidad para moverse hacia ella. El problema es que, con los años, los problemas y las dificultades hacen que la intensidad de esa imagen se vaya debilitando. En otras ocasiones, simplemente se atenúa porque necesitamos redirigir nuestros objetivos profesionales y personales. En ese momento es importante reconectar con nuestra visión, ya sea recordando hacia dónde nos dirigimos y para qué estamos haciendo todo esto, o bien creando una nueva imagen del lugar hacia el que nos queremos dirigir.
Asume el poder de la acción
Para conseguir nuestros objetivos es necesario moverse hacia ellos. "Muchas veces queremos hacer algo, pero por bloqueos, excusas o autosabotajes no lo hacemos. En otras ocasiones tenemos infinidad de ideas, propuestas y proyectos que nunca llegamos a hacer realidad. Esto mina nuestra autoestima y nos roba energía, y por tanto limita nuestro potencial. Simplemente, hay que pasar a la acción", sentencia David Diago.
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