La mayoría de las personas experimentan una media de tres rupturas amorosas antes de llegar a los 30 años. Así lo asegura un estudio de la universidad de Binghamton, en Nueva York, y la University College London que se propuso analizar las variables, tiempos y fases que se viven en el proceso de superación. La investigación, publicada en la revista Evolutionary Behavioural Sciences, revelaba datos interesantes, como que se necesitan entre seis meses y dos años para pasar página de manera saludable, dependiendo de los condicionantes de cada caso.
En este sentido, se han de recorrer diferentes fases: desorientación, dolor, reflexión y asimilación. Cada uno de estos estadios es importante y, para poder salir reforzada y preparada para enamorarte de nuevo, no hay que negar ninguna de ellas. Una de las claves es 'empaparse' de cada momento, dejarse sentir, navegar por las emociones que estas nuevas circunstancias nos están generando. Solo así podrás identificar de dónde viene el dolor o la tristeza, generando una valiosa oportunidad de conocerte a ti misma. ¡Aprovéchala!
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Algunas de las consecuencias físicas más habituales que acompañan a una ruptura son la pérdida de apetito y la dificultad para conciliar el sueño. Abandonarse no es una opción y, aunque no te apetezca en absoluto, debes comer y debes dormir. Si dejamos de aportar al cuerpo la gasolina que necesita y no tenemos un correcto descanso será complicado tirar de él hacia delante. Y lo necesitamos en perfecta forma. Para ayudarte con ello y con otros aspectos que se ven minados tras un desengaño amoroso, toma nota de estos gestos cotidianos.
Relajación y respiración
Es normal que experimentes estados de ansiedad, ira, incluso pánico. Pensarás que estas emociones han llegado para quedarse pero no es así, no permitas que tu mente se crea esa mentira. Dedica un tiempo a relajarte y a respirar, eso apaciguará estas emociones y te ayudará a rebajar el estrés que generan. Túmbate sobre la cama, separa las piernas y despega los brazos del cuerpo; coloca las palmas hacia arriba y suelta el mentón. Recorre, despacio, cada parte de tu cuerpo, concentrándote en relajarlo. Esto te ayudará también a dormir, descansar y tomar conciencia corporal.
Y ahora... ¡muévete!
Dicen que el deporte es pura medicina y es completamente cierto. Durante la actividad física nuestro cuerpo segrega una serie de hormonas que nos hacen sentir más felices. Además, es una práctica que te permitirá despejar la mente para concentrarte en el cuerpo, te reta, te coloca objetivos y mejora tu estilo de vida en general. Apúntate al gimnasio, sal a correr o sustituye el trayecto en metro por un largo paseo.
Siéntete guapa (para ti)
No te abandones, por favor, aunque no te apetezca arreglarte. Si tú no te cuidas nadie lo hará por ti. Dedica tiempo a darte baños de espuma, cómprate un aceite corporal con un aroma que te guste, cambia de look y córtate el pelo (sí, funciona), elige ropa con la que te sientas guapa, segura, y no olvides pintarte los labios de rojo.
Exprésate
No te encierres, ni emocionalmente ni en tu casa. Queda con amigas, rodéate de gente que te quiere y disfruta del momento. Si necesitas hablar, habla; si necesitas llorar, permítetelo. Ahora bien, no dejes que tu discurso sea siempre el mismo y no lleve a ningún lado, ni te recrees en las lágrimas y el dolor. Es importante soltar todas las emociones que recorren tu cuerpo pero más importante es dejarlas ir.