Los beneficios del ejercicio físico en pacientes con cáncer de pulmón
El próximo 17 de noviembre se celebra el Día Mundial del Cáncer de Pulmón, una fecha que aprovechamos para hablar de la importancia del ejercicio físico en esta enfermedad. Y es que pese a la tendencia a la inactividad por la fatiga que causan los tratamientos, mantenerse activo mejora la calidad de vida de los pacientes
Sabemos que el ejercicio físico regular debe formar parte de nuestra rutina diaria. Además de ayudarnos a mantenernos en forma, aporta beneficios a nivel global, previene enfermedades y mejora la autoestima y la autonomía. Lo que quizá no sabíamos es que un paciente con cáncer, incluso si se trata de cáncer de pulmón, debe hacer ejercicio, siempre adaptado a sus posibilidades. Y para ellos, el Hospital Universitario Severo Ochoa, en colaboración con la Universidad Europea, ha creado un programa específico. La iniciativa ha sido premiada con la beca #JuntosSumamosVida, otorgada por Boehringer Ingelheim, con la colaboración de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP), la Asociación para la Investigación del Cáncer de Pulmón en Mujeres (ICAPEM) y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS).
Este programa se dirige a cualquier paciente que esté recibiendo un tratamiento sistémico para esta enfermedad en el servicio de oncología del Hospital Universitario Severo Ochoa, desde pacientes en fase preoperatoria, postoperatoria o con enfermedad avanzada, salvo que exista una contraindicación establecida por el equipo médico del paciente.
Para conocer cuáles son los beneficios del ejercicio físico, hablamos con la doctora Ana López, oncóloga en el Hospital Universitario Severo Ochoa y líder de este proyecto.
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¿Por qué es tan importante el ejercicio en cáncer?
El ejercicio es importante en todas las personas y también en los pacientes con cáncer. Estos presentan una cantidad importante de síntomas, debidos tanto a la propia enfermedad como a otras previas y a los tratamientos recibidos. La fatiga y la disnea o la sensación de falta de aire son los síntomas fundamentales. Conllevan una disminución de la actividad física, atrofia muscular y pérdida de capacidad funcional global del paciente, con importantes consecuencias tanto físicas como psicológicas y afectan a la alidad de vida del paciente.
El ejercicio aporta beneficios a nivel global:
- Beneficios a nivel físico: combate la fatiga, mejora la movilidad, la capacidad física y de movimiento, asi como la capacidad cardiorrespiratoria.
- Beneficios a nivel psíquico: mejora la autoestima, disminuye los síntomas de depresión, y mejora la autonomía.
- Beneficios tras la cirugía: la realización regular de ejercicio físico se asocia a una mejor evolución tras la cirugía de cáncer de pulmón y a una mejor tolerancia de los distintos tratamientos oncológicos.
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¿Qué consecuencias tiene no hacerlo?
La inactividad en los pacientes con cáncer y otras enfermedades crónicas causa lo que se ha denominado fatiga espiral. El paciente siente fatiga, por lo que evita la realización de actividad física para no empeorar. Esto causa pérdida de actividad y se origina más fatiga.
Se estima que un tercio de la pérdida de capacidad funcional de los pacientes con cáncer se debe a la inactividad física prolongada. Los familiares y cuidadores con frecuencia contribuyen a ello recomendando descanso para evitar los síntomas de la enfermedad, lo que contribuye a una mayor incapacidad.
Un paciente con una mala capacidad funcional no podrá realizar actividades normales de la vida diaria como pasear con sus familiares, hacer pequeñas compras o ir a buscar a sus hijos o nietos al colegio. Las consecuencias negativas de esta situación son tanto físicas como emocionales con pérdida de la autoestima y aparición de síntomas de depresión. La falta de ejercicio puede contribuir, además, a una peor evolución de la enfermedad por peor tolerancia a los tratamientos recibidos.
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¿Pueden realizarlo todos los pacientes con cáncer de pulmón?
Prácticamente, todos. Evidentemente, puede haber momentos, como en situaciones de complicaciones agudas, en los que el ejercicio será limitado. Lo realmente importante es realizar un programa de ejercicio específico para cada paciente, teniendo en cuenta su situación y sus limitaciones. De ahí la importancia de contar con la colaboración de especialistas en ejercicio físico bien formados y en estrecha colaboración con el equipo médico del paciente.
¿Cuándo se puede empezar a realizar?
El ejercicio tiene su papel en todos los momentos de la enfermedad. Antes de la cirugía, para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y los resultados de la misma. En el postoperatorio, para acelerar la recuperación y minimizar la pérdida de función respiratoria. Durante el tratamiento de quimioterapia, la tolerancia es mejor en los pacientes con buen nivel de actividad física y, tras el tratamiento, la reincorporación a la vida normal tanto familiar como laboral es mejor y más rápida en los pacientes que realizan ejercicio físico.
¿Qué tipos de ejercicio es el más aconsejable?
El tipo de ejercicio depende tanto de las características del paciente como del momento de la enfermedad.
De forma general, nuestro programa incluye la realización de una serie de ejercicios tanto aeróbicos como de fuerza y ejercicios específicos destinados a mejorar la función respiratoria. Ejemplos concretos son caminar una cierta distancia o realizar ejercicios de fuerza con el propio cuerpo o con bandas elásticas.
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¿Hay alguna limitación?
Nuestro programa consiste en ejercicios sencillos de realizar y en general de una intensidad no excesiva que podrán ser realizados por la mayoría de los pacientes, pero, por supuesto, puede haber situaciones particulares de cada paciente que impidan la realización de algún ejercicio concreto o, incluso, la participación en el programa. Será el equipo médico el que prescriba inicialmente el ejercicio que, en todo caso, se adaptará a cada paciente según sus circunstancias.