La dieta y el ejercicio físico son los principales pilares sobre los que se sustenta un estilo de vida saludable. La sociedad cada vez está más concienciada sobre la necesidad de cuidarse en favor de gozar de una buena salud de modo que intenta cumplir a rajatabla con estos dos aspectos tan importantes. Sin embargo, existe otro factor fundamental para que el binomio dieta y ejercicio tenga el efecto deseado, y no es otro que el descanso. El ajetreado ritmo de nuestro día a día con largas jornadas laborales y todo tipo de responsabilidades y compromisos puede provocar que no seamos capaces de parar y desconectar, lo que en ocasiones nos lleva a sufrir episodios de estrés y ansiedad. Por este motivo, Itziar Gómez Fidalgo, especialista en nutrición y salud integral con centro propio en Vitoria, asegura que el descanso es imprescindible en un modelo de vida saludable.
"Cualquier situación que nos ponga en alerta, va a desencadenar una respuesta por parte de nuestro sistema nervioso a la que llamamos estrés. Cuando se prolonga mucho en el tiempo y no damos el espacio necesario al descanso, éste va a producir alteraciones en nuestro organismo como disminución de la inmunidad o patologías digestivas, entre otras", asegura la experta, para quien los periodos de descanso son necesarios para prepararnos de cara a nuevos retos. De lo contrario afirma que "nos hacemos más susceptibles a enfermar ya que nuestro sistema inmunológico se ve dañado, estamos más predispuestos a dolencias digestivas y cardiovasculares, así como a padecer sobrepeso. Además, podemos sufrir pérdidas de memoria u otros problemas cognitivos".
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Calidad mejor que cantidad
Aunque siempre se ha afirmado que, como mínimo, son necesarias 8 horas de sueño, lo cierto es que la calidad es tan importante, o más, que la cantidad. Así, la nutricionista señala que para que el descanso sea óptimo intervienen varios elementos: realizar algo de ejercicio moderado a lo largo del día (evitándolo a última hora); llevar una dieta equilibrada y evitar las cenas copiosas; dejar de 2 a 3 horas entre la cena y la hora de acostarnos; no consumir bebidas excitantes como el café y el té e, incluso, el alcohol que, aunque es un depresor del sistema nervioso, altera la calidad del sueño; intentar llevar una rutina de horarios similar en cuanto a la hora de acostarnos y levantarnos; tener un espacio confortable, con buena temperatura y ausencia de luz y ruidos; y evitar las pantallas de móviles, ordenadores y otros dispositivos electrónicos, así como trabajar antes de dormir. Asimismo, indica que también es interesante practicar alguna actividad relajante como el yoga o el mindfulness.
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Duerme mejor y gana en salud
Del mismo modo que una buena planificación y organización es esencial para que una dieta tenga resultados, el descanso también puede influir de manera determinante tanto si queremos perder peso como ganar en salud. El motivo es, las hormonas que se segregan durante el sueño son diferentes a las de la vigilia, manteniéndonos saciados durante el sueño y con más posibilidad de sentir hambre durante el día. Esto quiere decir que, "si los ritmos de descanso se ven alterados, puede hacerlo también el apetito".
Además, una mala calidad del sueño puede favorecer la resistencia a la insulina y el riesgo de diabetes, así como aumentar nuestros niveles de cortisol provocando un aumento de grasa corporal, principalmente abdominal. También puede provocar cansancio durante el día que va a disminuir nuestro gasto calórico y otros problemas de gestión del apetito, dado que, según Gómez Fidalgo, en muchas ocasiones confundimos hambre con cansancio). Por supuesto, a la hora de entrenar, puede hacer que el rendimiento disminuya considerablemente, elevando el riesgo de lesión.