Los expertos aseguran que la manera en la que nos relacionamos con el tiempo depende de la subjetividad y lo que hayas aprendido de este. Si creciste en un entorno donde la frase “todo tiempo pasado fue mejor”, es factible que tu visión del ayer esté teñida de nostalgia y melancolía. Algo que, además, predispone tu mirada del presente y del futuro.
La forma en la que gestionamos el tiempo y las emociones mantienen una estructura que, aunque lo parezca, no es inamovible. No dejes que el pasado impida tu desarrollo desde las emociones destructivas.
Los recuerdos no son negativos
Recordar no siempre tiene que ser triste, claro que es bueno hacer memoria. Lo aconsejable es centrarse en momentos concretos, los que te generaron alegría. Un viaje, un cumpleaños, una cena. Lo que viviste construyó, en gran medida, la mujer que eres ahora. Sabes que no podrás cambiarlo pero sí puedes modificar tu conducta hacia ellos.
¿Realmente eras tan feliz? Probablemente no, son los cristales con los que miras los viejos tiempos. Es `probable que tu anhelo de felicidad actual haga que recuerdes momentos en los que todo parecía ir de maravillas. Es cierto que hay épocas mejores y otras peores, pero en ambas hubo cosas positivas y negativas.
Si lo que sucede es que no te gusta el presente, el pasado no debes obviarlo, pero sí analizarlo. Seguramente muchos de tus actos solo sean respuestas a experiencias antiguas. El problema de vivir más en el pasado que en el presente es recordarlo como lo mejor de lo vivido.
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El pasado no siempre fue real
Seguramente esté lleno de momentos mágicos, que te hicieron feliz y que hoy conforman a la mujer que eres. Sin embargo, no todo lo que recuerdas sucedió de esa manera. Uno de lo rasgos característicos de las personas que se orientan más a mirar lo que ya sucedió es la falta de hábitos cotidianos con visión de futuro. Análisis médicos de rutina, hacer ejercicio o mantener una alimentación saludable no les resulta tan importante como debería.
Las personas con tendencia a recordar el pasado como un tiempo único que ya no regresará son más propensas a consumir sustancias adictivas
Vivir el presente, nada parece más difícil
Cuando estás muy centrada en el tiempo pasado no te permites ver con optimismo el presente. Muchas personas utilizan un mecanismo intuitivo que los vuelve impermeables a la realidad. Viven el presente pero recuerdan el pasado como algo etéreo que los colmó de una felicidad tan intensa que ya nada podrá compararse con ello.
Las técnicas de bienestar actuales hacen hincapié en la necesidad de vivir y habitar el presente para tener una vida plena. Si lo piensas, nada tiene más importancia que este momento. Es en el que puedes actuar. No sabes nada de lo que vendrá y no puedes cambiar nada de lo que pasó. La culpa y el remordimiento no te darán más que penas y tristezas. Puedes aprender de los errores pero no modificarlos.
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Los condicionamientos sociales
Vestir de luto es una de las muestras más significativas del regodeo en el dolor y el pasado. El duelo por el ser querido que ya no está, no guarda relación alguna con nuestro atuendo, sino que, como si fuera poco, nos muestra al mundo como seres sufrientes. Lo mismo ocurre con la alegría, los viajes, los sueños. Si solo prestas atención a lo que te ocurre ahora mirarás la vida de otra manera. Si el pasado en lugar de anclarte te permite dar el salto, el futuro será algo más agradable aún de lo que puedas imaginas.
Si tu manera de ver el mundo está teñida de nostalgia, de lo que ya no tienes, será muy difícil que entre en tu vida aire fresco. Aprender de los errores nos permite dar pasos firmes y largos en pos de nuevos tiempos.
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