¿Se puede complicar un catarro mal curado?

Aunque los catarros se suelen curar solos, en ocasiones se pueden producir serias complicaciones como una bronquitis o una neumonía

por Dr. Eduardo Junco

Los catarros, también conocidos como resfriados, son las enfermedades infecciosas agudas más frecuentes en la especie humana. Con un buen tratamiento sintomático, podemos aliviar el malestar y con las indicaciones del médico evitaremos que se complique y se vuelva más serio. Y es que pese a que las complicaciones más frecuentes se deben a la sobreinfección bacteriana de las vías aéreas, sobre todo, de faringe, garganta y oídos, otras veces descienden y progresan a través del arbol bronquial. Esta sobreinfección bacteriana puede evolucionar en poco tiempo y ocasionar una bronquitis, una broncomeumonia o una neumonia. Esta circunstancia es más frecuente en mayores y ancianos. 

De ahí que sea importante no tomarse un catarro a la ligera y observar los consejos del profesional sanitario para que se cure bien y evitar que una infección banal de vías aéreas superiores se convierta en algo más grave.

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Causas y síntomas del catarro 

En los climas templados su incidencia es máxima en otoño e invierno y están producidos por diferentes familias de virus: rinovirus, mixovirus o adenovirus de los cuales existen más de 200 clases diferentes.

El contagio se realiza a través de la vía aérea: por la tos o el estornudo y, en ocasiones, a través de las secreciones nasal y conjuntival.

Los síntomas suelen ser más llamativos en los niños que en los adultos y se caracterizan por fiebre, estornudo, tos, obstrucción nasal y conjuntivitis,

Pueden aparecer también dolores musculares, dolor de cabeza y falta de apetito.

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Tratamiento 

Debido a que el catarro está causado por una infección viral, no hay tratamiento específico. En cambio, sí está destinado a aliviar los síntomas. Este tratamiento sintomático consiste en reposo, beber abundantes líquidos, controlar la fiebre con antitérmicos, realizar lavados nasales para fluidificar la mucosidad y limpiar la vía nasal y controlar la humedad ambiental para evitar la sequedad, que propicia el contagio y la propagación de estos microorganismos infecciosos.

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Consejos para evitar su aparición

Es difícil prevenir que entremos en contacto con estos virus, puesto que están en el ambiente y se propagan muy fácilmente. Pero sí podemos fortalecer nuestro organismo para que sea más capaz de superar una infección.

Los hábitos de vida sana, como por ejemplo, lavarse las manos, pasar tiempo al aire libre, hacer ejercicio, llevar una dieta variada y equilibrada, en la que abunden alimentos frescos, como frutas, verduras y hortalizas, así como evitar el contacto con personas afectadas es la mejor manera para evitar el contagio.

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Ojo con los espacios cerrados 

También es conveniente no permanecer mucho tiempo en espacios cerrados, puesto que es ahí donde abundan estos microorganismos. En cambio, en el exterior, aunque haga mucho frío, el contagio es más difícil. Y es que pese a la creencia popular las bajas temperaturas no son las responsables de esta dolencia. Es necesario entrar en contacto con el virus para enfermar. Esto suele suceder en lugares concurridos, con poca ventilación y en ambientes secos.

Por otro lado, el ejercicio físico es beneficioso para todo el organismo. En este caso, ayuda a mantener el sistema respiratorio ‘en forma’ para combatir los virus o, si logran infectarnos, mantener una vida físicamente activa ayuda a que la evolución sea más benigna.

En cuanto a las vacunas, en la actualidad no se dispone de una que permita evitar la infección, puesto que existen gran cantidad de virus que provocan el resfriado y, además, mutan fácilmente.

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