Tener la boca sana es imprescindible, no solo por la boca en sí, sino porque es una forma de prevenir la aparición de numerosas enfermedades que, en principio, parecen no guardar relación con la salud bucodental, como enfermedades cardíacas, renales, hipertensión diabetes, asma, trastornos digestivos o tiroides.
Según un estudio reciente, el 85% de la población en nuestro país padece al menos un problema de salud bucal. Un dato bastante alarmante, que nos obliga a reflexionar sobre nuestros hábitos de higiene.
Para proteger nuestra boca de cualquier posible afección es fundamental lavarse los dientes al menos dos veces al día, usar hilo dental, visitar al dentista y cuidar la alimentación. En cuanto a esto último, es interesante conocer cuáles son los alimentos que nos ayudan a cuidar nuestra salud bucodental gracias a los minerales y vitaminas que contienen.
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Calcio, Potasio y Fósforo
El calcio es un mineral del todo imprescindible para la salud de nuestros dientes y huesos. Prácticamente todo el calcio que tomamos va a parar a ellos, por lo que es fundamental asegurarnos unos buenos niveles de este mineral en el organismo. Unos dientes fuertes y saludables son aquellos que están enriquecidos con calcio, y cuando es así es más difícil desarrollar cualquier tipo de enfermedad relacionada con ellos. El calcio fortalece, además, los huesos de la mandíbula y endurece el esmalte dental.
Además de los lácteos, son muy ricos en este mineral los frutos secos, el pescado azul, hortalizas como las espinacas y la col rizada, y legumbres como la soja y los garbanzos.
El potasio ayuda a formar la densidad dental y ósea, y evita la acidez sanguínea que podría hacer que el calcio de los dientes se filtrase.
El fósforo es responsable, al igual que el calcio, de la construcción de los huesos y los dientes, además de asegurar que se mantengan y fortalezcan. Encontramos este mineral de forma natural en pescados como el salmón y las sardinas, huevos, pipas de girasol, carnes de todo tipo, y frutas como las uvas pasa o los higos secos.
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Vitaminas A, C, D y K
La vitamina A no solo cuida de nuestra vista, también previene la formación de caries y ayuda a la cicatrización de las heridas que puedan producirse en la boca. Interviene en la formación de los dientes y cuida de que las membranas mucosas se mantengan en buen estado. Los alimentos más ricos en vitamina A son el hígado de cerdo y ternera; verduras y hortalizas como la zanahoria, espinacas, grelos, tomates o boniato; pescados como el congrio y mariscos como las almejas y los berberechos; y derivados lácteos como la mantequilla.
La vitamina C es uno de los principales componentes de las encías y colabora en la formación de colágeno, necesario para evitar que los dientes se debiliten o la aparición de gingivitis. Podemos encontrar esta vitamina en lo cítricos, pero también en los vegetales de hoja verde y en frutas como el kiwi o la papaya.
La vitamina D es imprescindible para que el calcio pueda desempeñar sus funciones, además de evitar la inflamación de las encías y aumentar la densidad ósea. La principal manera de obtener vitamina D es con la exposición al sol, aunque también se encuentra en algunos alimentos como el salmón o el hígado de ternera.
La vitamina K cuida de nuestros huesos y dientes porque favorece la producción de osteocalcina, necesaria para que el calcio se incorpore al tejido óseo. La podemos obtener de alimentos como las verduras de hoja verde, frutos secos, lácteos y frutas como las uvas o el kiwi.
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