Halloween

Psicología del miedo: ¿Por qué nos atrae exponernos a los estímulos de terror?

Escalofríos, taquicardia, sudoración, nudo en el estómago… Somos capaces de deleitarnos con estos estímulos únicamente cuando los experimentamos en una situación controlada

por Gtresonline

Ha llegado Halloween, la noche más terrorífica del año. Esta celebración, una tradición importada de los países anglosajones, cada vez tiene más presencia en España y son pocos los que se resisten a hacerse con el disfraz más espeluznante y tenebroso. En la víspera del tradicional Día de Todos los Santos, además de la indumentaria, las películas, las historias y los eventos giran únicamente en torno al miedo.

¿Por qué nos gustan tanto las películas de terror?

La Real Academia Española (RAE) define el miedo como "angustia por un riesgo o daño real o imaginario". Sin embargo, mientras que para algunos Halloween representa un gran rechazo, la noche del terror se ha convertido en una de las favoritas del año para un importante número de personas, que irremediablemente se sienten atraídas por los 'sustos', el miedo y también la diversión. Algo que, si tenemos en cuenta la definición de la institución cultural, puede resultar inquietante.

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¿Por qué nos fascina el miedo?

Escalofríos, taquicardia, sudoración, nudo en el estómago… Estas son algunas de las sensaciones que tenemos cuando sentimos miedo, por ejemplo, al ver una película de zombis, exorcismos o casas encantadas. A priori, nuestro instinto debería ser huir de todo aquello que nos hace sentir mal. Sin embargo, nos fascina. El motivo que explica este 'fenómeno' lo encontramos en nuestra mente. Numerosos sociólogos y expertos coinciden en que para disfrutar del miedo se debe de percibir que uno está a salvo. Es decir, somos capaces de deleitarnos con el pánico si lo experimentamos en una situación controlada. No es lo mismo participar en un 'pasadizo del terror' por Halloween, en el que sabemos que podemos llevarnos algún que otro susto, que sentir cómo un completo desconocido nos persigue por la calle cuando ha anochecido y nos encontramos solos.

La respuesta al miedo comienza en una región del cerebro llamada amígdala. Frente a estos estímulos se produce una descarga de neurotransmisores en nuestro cuerpo. El cerebro libera adrenalina cuando sentimos temor, pero, al verificar que la situación es segura, activa serotonina y dopamina, los neurotransmisores asociados al placer, la euforia y la recompensa.

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Miedo por diversión

La socióloga Margee Kerr, quien habla de la ’psicología del miedo’ en el portal The Atlantic, explica que las personas se han estado asustando a sí mismos desde el nacimiento de la especie, a través de todo tipo de métodos como contar historias, saltar desde acantilados o saliendo de lugares oscuros para asustar a otros. Sin embargo, ahora es cuando el miedo nos ha aportado diversión y beneficio: "Hemos hecho esto durante todo este tiempo por diferentes razones, como darles unidad a los grupos, preparar a los niños para la vida en el peligroso mundo y, por supuesto, para controlar nuestro comportamiento. Pero realmente solo ha sido en los últimos siglos cuando hemos empezado a asustarnos a nosotros mismos por diversión (y beneficio), y esto se ha convertido en una experiencia muy cotizada", concluye la experta.

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