La mayoría de nosotros podríamos identificar los síntomas más conocidos del ictus. Y un mayor conocimiento de ellos permite una detección precoz y un tratamiento rápido para reducir las secuelas. Por ejemplo, sabemos que estas señales nos deben hacer sospechar de que estamos en presencia de este accidente cerebrovascular y que no podemos perder el tiempo:
- No poder levantar uno de los dos brazos
- Pérdida de fuerza en un lado del cuerpo: brazos, piernas, manos, etc
- Sonrisa caída o asimétrica. De ahí que la campaña #GeneraciónINVICTUS recuerda que hacer sonreír a una persona que se sospecha que está teniendo un ictus podría ayudar a identificarlo.
- Problemas al hablar, como decir una palabra inventada o sin sentido, o no poder hablar.
Sin embargo, hay otras señales que también nos pueden alertar de que estamos sufriendo esta dolencia. Un problema que necesita atención médica inmediata para reducir los daños neurológicos o, incluso, evitar la muerte. Te explicamos cuáles son todos los signos que pueden indicar que estamos sufriendo un ictus.
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Síntomas del ictus
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el ictus es la primera causa de muerte en la mujer en España. Produce 14 veces más fallecimientos que los accidentes de tráfico y el doble que el cáncer de mama. Sin embargo, muchas de estas muertes se podrían evitar. El problema es que muchas mujeres no identifican lo que les suceden con un ictus.
No todos los síntomas de un ictus se manifiestan en todos los pacientes de la misma manera ni con la misma intensidad. También es posible que sea difícil de identificarlos, puesto que podemos asociarlo a otras enfermedades. Sin embargo, ante la duda, lo mejor que podemos hacer es llamar al 112. Tal como afirman los expertos, en el ictus ‘cada minuto cuenta’.
Por ello, además de las señales que ya hemos mencionado, estas son otras que tampoco debemos pasar por alto:
- Dolor de cabeza. No todos los dolores de cabeza son síntoma de un ictus. Sin embargo, si aparece de repente, es muy intenso y nunca lo has sufrido igual, pide asistencia médica de inmediato.
- Fatiga, malestar general y sensación de vértigo, especialmente si se acompaña de los síntomas más conocidos del ictus (pérdida de fuerza o debilidad en una parte del cuerpo, sonrisa torcida, dificultad para hablar).
- Te sientes torpe. La torpeza al caminar son síntomas de un infarto cerebrovascular, un suceso en el que parte del tejido cerebral muere. Si lo notas o lo identificas en una persona de tu entorno, no pierdas tiempo y llama al 112.
- Sensación de hormigueo. O de acorchamiento en un lado del cuerpo.
- Incapacidad para sacar la lengua. Es otro de los métodos que utilizan los médicos cuando sospechan que podamos estar sufriendo un ictus.
- Pérdida de visión. Suele manifestarse en un solo ojo y la pérdida puede ser parcial o total. Sin embargo, también se pueden dar en ambos ojos a la vez.
- Alteración en el resto de los sentidos. Como pérdida auditiva, de tacto, u olfativa.
- Confusión y desorientación. A causa del daño cerebral, se puede experimentar de forma repentina una pérdida de memoria, desorientación y confusión.
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Avisa a emergencias para activar el 'código ictus'
Las posibilidades de tratar con éxito un ictus se van reduciendo en el momento mismo en el que aparecen los primeros síntomas. Por esa razón, cuando se produzcan las señales de alarma es importante llamar a un servicio de urgencias o acudir al hospital más cercano. Incluso aunque los síntomas desaparezcan a los pocos minutos.
Uno de los principales avances de la medicina clínica y la salud pública de la última década ha sido la atención neurológica especializada y urgente en unidades de ictus (UI). Esta intervención mejora la evolución de los pacientes que han sufrido esta patología. Por ello, todas las comunidades autónomas disponen del protocolo de actuación denominado “código ictus” y todas disponen de, al menos, una unidad para llevar a los pacientes que han padecido este problema.
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La prevención es vital en ictus, especialmente, si eres mujer
Por último, no hay que olvidar que esta dolencia se podría prevenir con adquisición de hábitos saludables durante toda la vida. Y es que padecer hipertensión, diabetes, síndrome metabólico, apnea de sueño o enfermedades de corazón, son factores de riesgo para sufrir un ictus. Según la SEN, al menos un 80% de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo modificables asociados a esta enfermedad.
Por eso es de especial importancia evitar el consumo excesivo de alcohol, el colesterol, el tabaco y la obesidad. Y, sobre todo, si se es mujer. Según señaló la doctora María Alonso de Leciñana, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades de la SEN, en el marco de la presentación de la encuesta 'Ictus y mujer', esta dolencia "presenta algunas características particulares en las mujeres, debido a las diferencias biológicas por la influencia hormonal durante la vida fértil y los cambios que se producen posteriormente en la menopausia. Estas diferencias condicionan un perfil de riesgo y algunas etiologías que son específicas de la mujer”. Por tanto, añade que las mujeres sufren ictus más graves con mayor mortalidad y más secuelas y ello condiciona un mayor impacto en la salud y en la calidad de vida de las mujeres tras el ictus.
La encuesta, impulsada por la Asociación Freno al Ictus y el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que cuenta con la colaboración de la Alianza BMS-Pfizer, IBM, el apoyo institucional del Instituto de la Mujer y el aval científico de la SEN, también revela que "el 30% de los pacientes que han sufrido un ictus sigue ignorando cómo actuar para evitar un nuevo episodio cerebrovascular".
Por esta razón, recordó Julio Agredano, presidente de Freno al Ictus, "el ictus es una enfermedad que te puede matar, pero que si no lo hace, lo habitual es que te incapacite o te limite en tu día a día, la calidad de vida del paciente se ve afectada, especialmente en el caso de las mujeres. Además, recordemos que el ictus no solo afecta al paciente, afecta significativamente a su entorno y ahí la mujer sigue teniendo un rol mayoritario de cuidadora principal y claramente la calidad de vida de ese entorno se ve alterada”.
De ahí la importancia de la prevención, principal arma de defensa contra el ictus, y el reconocimiento precoz de los síntomas de alarma, para recibir una atención temprana y reducir, en la medida de lo posible, las secuelas de esta enfermedad.