Las básculas de cocina son un excelente invento, sin lugar a dudas, pero no todo el mundo cuenta con una en su cocina, y si eres de las que tienen una, no es necesario que dependas de ella de manera estricta para saber cuánto debes comer de cada alimento para no excederte en las cantidades.
Medir la comida con métodos tradicionales, que en realidad son muy sencillos, es todo un arte que merece ser recuperado, tanto por su comodidad como por su fiabilidad. Necesitas poco más que tus manos para hacerlo, y puede que eliminar intermediarios tecnológicos te haga conectar aún más con la comida que tomas.
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¿Por qué es importante controlar las cantidades?
Se habla mucho de qué tipo de alimentos son los más adecuados para evitar el sobrepeso y también cuáles son las formas más saludables de cocinarlos. Pero a veces no le prestamos la suficiente atención a las cantidades, que también influyen en el riesgo de padecer obesidad. No se trata solo de tener más o menos hambre; comer la cantidad justa de cada alimento también forma parte de una alimentación saludable en todos los sentidos.
Al principio puede hacerse pesado, pero seguro que si echas la vista atrás descubres que poco a poco has incorporado cambios en tu dieta que han supuesto mejoras significativas en tu alimentación, y que lo has conseguido con paciencia hasta crear un hábito que ya no te supone ningún esfuerzo a día de hoy. Puede que alguno de estos cambios sea haber sustituido el pan blanco por integral, los zumos de frutas por las piezas enteras o haber reducido al máximo el consumo de ultraprocesados. Pues ahora tienes un nuevo reto (muy sencillo) por delante: aprender a medir las cantidades de comida que se recomienda tomar para lograr una alimentación saludable que te ayude a prevenir el riesgo de padecer obesidad.
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Usa tus manos para medir
No todas las manos son iguales, y varían según nuestra edad, sexo y tamaño. Pero la medida que ofrecen se ajusta a nuestras necesidades, teniendo en cuenta una dieta que nos aporte 2.000 calorías diarias.
La fruta y la verdura, de las que se recomienda tomar 5 porciones al día, varían dependiendo del tipo que sean. Una porción son unos 80 gramos aproximadamente y en algunos casos, como es el caso del plátano y las manzanas, se corresponde con la pieza entera. Si hablamos de mandarinas habría que tomar dos; de cerezas un puñado que quepa en nuestra mano, de melón o de sandía una rodaja…
Los frutos secos, sean los que sean, los que quepan en un puño cerrado para cada día. Para los cereales (3 porciones diarias) usaremos también un puño, al igual que con la pasta, debe caber en nuestra mano. El pan, por ejemplo, se mide en rebanadas y con una ya tenemos una porción.
Los lácteos también pueden ser de diferente tipo: leche, queso, yogur… para conseguir las 3 porciones diarias es tan sencillo como que un yogur es una, un vaso de leche otra, y en cuanto al queso la medida es la del largo de nuestro dedo índice.
Las porciones de las proteínas varían según del tipo que sean: la carne y el pescado deben caber en la palma de nuestra mano. Pescado podemos tomar 3 porciones a la semana, pero de carne roja no debemos excedernos de una. En cuanto a las legumbres, la medida es la misma que para los frutos secos: un puño cerrado. Las grasas, como el aceite de oliva o la mantequilla, no deben exceder al día la mitad de nuestro dedo pulgar.
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