Cómo enfocarse en el aprendizaje y dejar atrás el error
Todos nos equivocamos y nuestros actos o decisiones tienen mayores o menores consecuencias de las que podemos extraer valiosas lecciones
Solo dejan de equivocarse los que no hacen nada", afirmaba el profesor Jean Pierre Astolfi en el libro El error, un medio para enseñar. Razón no le faltaba. Errar implica movimiento, actividad, riesgo. Si siempre hacemos lo mismo, seguimos procesos calcados en el trabajo, vivimos bajo una rutina establecida y nos acomodamos en nuestra zona de confort es obvio que no nos estaremos exponiendo a cometer los mismos errores que alguien que aspira a mejorar y crecer en las diferentes parcelas de su vida.
Equivocarse nos hace más sabios porque ofrece una nueva oportunidad de mejora, es como una alerta en el camino. Pero no todos estamos capacitados para entender el error desde ese punto de vista. El miedo al fracaso, la humillación o el castigo son agentes tóxicos que planean sobre este tipo de situaciones y poner la energía en el cambio no siempre es sencillo.
Educación y errores
El origen de muchos de estos temores se encuentra en la época de la escuela e incluso en la educación recibida del entorno familiar. Un sistema tradicionalmente estricto conlleva habitualmente un ambiente amenazador, en el que el error es entendido como fracaso y no como oportunidad de aprendizaje. El error no debe ser una fuente de angustia o estés y así se debe inculcar desde edades tempranas. Si desde que somos niños nos demuestran que una vez cometido un error no debemos sumergirnos en él sino pararnos a pensar por qué se ha cometido, qué consecuencias ha tenido o qué hemos aprendido de él, estaremos mucho más preparados para afrontarlos de una manera constructiva cuando somos adultos.
Cuando algo se realiza por primera vez hay más opciones de fallar, claro está. Fallaremos hasta que aprendamos, como cuando aprendemos a montar en bicicleta, a escribir o a leer. Y así debemos entenderlo en nuestra vida adulta, librándonos de miedos y haciendo crecer nuestra autoestima y autoconfianza.
Enterrar los fallos no es una opción
Tan perjudicial es no errar por miedo a las consecuencias de nuestro posible tropiezo como ignorar e intentar olvidar un error cometido. Solo aceptando el error como vía de aprendizaje estaremos preparados para avanzar en la vida con resiliencia, esa capacidad que te permite superar los obstáculos de manera saludable y extraer lecciones de ellos. Un error puede activar magníficas herramientas, como son la reflexión, la escucha, la consulta… Obliga a abrir la mente y los ojos para encontrar nuevas perspectivas y quizá arroja luz sobre nuevos caminos no explorados que pueden llevar al éxito.
Consejos para aprender de los errores
- Lo primero, creerse que sin error no hay aprendizaje
- Una vez cometido un error, reconocerlo y evitar buscar culpables
- Analizarlo, investigarlo, descomponerlo… ver qué oportunidades de mejora ofrece
- No juzgar ni juzgarte, colocarte en modo escucha activa, también contigo mismo
- Asumir que el error viene de la experiencia y que regala experiencia
- Librarse de miedos y permitirse cometer fallos, pues la vida está llena de ellos