Atrévete con las algas en la cocina, las llamadas 'verduras marinas'
Con multitud de usos y variedades, se trata de un alimento con importantes beneficios nutricionales
La alimentación del futuro no solo pasa por la ingesta de insectos, considerados todo un manjar en algunos países del mundo. Las algas son otro de los considerados como superalimentos que prometen convertirse en un básico de nuestra cocina en muy poco tiempo. Con un alto valor nutricional, son ricas en proteínas por lo que están llamadas a ser una excelente alternativa a la carne en dietas vegana y vegetariana. Pero además contienen vitaminas y minerales (como calcio, magnesio, hierro, fósforo, potasio o yodo), importantes nutrientes que aportarán numerosos beneficios a nuestra salud. No obstante, ten cuidado si padeces algún tipo de dolencia relacionada con la tiroides, ya que su alto contenido en yodo puede alterar el funcionamiento de esta glándula.
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Usos y preparaciones
Las algas son un ingrediente muy importante de la gastronomía asiática, como la japonesa, china o coreana, y cada vez cuenta con más implantación en occidente. Se comercializan frescas, en conserva, deshidratadas o en polvo y se pueden encontrar fácilmente en herboristerías o establecimientos especializados en alimentación gourmet, ecológica o vegana. Con esta práctica guía te enseñamos como introducirlas poco a poco en tu dieta.
- Como gelificantes. Además de como un ingrediente en sí mismo, algunas algas son empleadas como espesantes y gelificantes veganos en sustitución de otros de origen natural o sintético para dar textura a preparaciones como salsas, mermeladas y diversos postres.
- Como suplemento dietético. Algunas variedades como la chlorella, espirulina, kelp o fucus son muy apreciadas por sus propiedades desintoxicantes y también son utilizadas para casos de control de peso o estados de carencias de minerales.
- Preparaciones culinarias. Uno de sus principales usos es en cocina. Estas verduras marinas están especialmente indicadas para sopas, guisos, arroces y ensaladas. En caso de consumirlas frescas se deben sumergir en agua y cambiarla varias veces para eliminar por completo la sal. Si las consumes deshidratadas, se pueden añadir directamente a guisos y sopas, mientras que para ensalada se hidratarán previamente en agua fría con sal.
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Tipos de algas más comunes
Existen alrededor de 150 variedades de algas comestibles. Estas son algunas de las más conocidas y empleadas:
- Nori: Es la más popular y conocida puesto que es la que se e usa para la elaboración de algunos tipos de sushi como los makis y los nigiris. Fácil de digerir, de sabor delicado y rica en proteínas también se utiliza para dar un toque crujiente en ensaladas o para tomar en forma de snack.
- Wakame: de textura cartilaginosa y sabor dulce, se emplea sobre todo en ensaladas y para preparar sopa de miso.
- Kombu: Es uno de los ingredientes principales del caldo dashi, empleado para la tradicional sopa de miso, muy famosa en la gastronomía japonesa y para aromatizar el arroz con el que se prepara el sushi.
- Lechuga de mar: Su sabor recuerda ligeramente al del mar y su textura fina la convierte en el ingrediente ideal para aliñar en ensaladas.
- Espagueti de mar: Su aspecto y textura carnosa recuerdan al de las judías verdes redondas. Se suelen servir fritas en aperitivo o en platos de pasta o arroz
- Ortiguillas: Ligeramente saladaa y ricaa en proteínas, se han convertido en uno de los platos más demandados de la gastronomía gaditana y se suelen preparar rebozadas en harina.
- Agar agar: Tiene un color transparente y sabor neutro. Normalmente se suele utilizar como ingrediente de las ensaladas chinas o como alternativa vegana a la gelatina en multitud de preparaciones como mermeladas, compotas, tartas, helados o salsas. Se comercializa en polvo o deshidratada en tiras.
- Espirulina: Se comercializa en forma de polvo o pastillas prensadas como suplemento dietético. Destaca por ser rica en proteínas, vitaminas del grupo B y E y minerales como calcio, hierro, potasio, yodo. Muy utilizada por deportistas, reduce el daño muscular y el agotamiento físico y favorecer la recuperación tras el esfuerzo.