Después del verano es más que probable que uno de los propósitos que todos nos hacemos de cara al nuevo curso es comenzar con una rutina de entrenamiento que nos ayude a estar en forma y nos permita sentirnos más sanos y fuertes. Para esto, además de una alimentación equilibrada, que siempre debe ser la base de cualquier modificación en nuestra pauta, un diario de entrenamiento puede ser una de las mejores herramientas con las que podemos contar no solo para evaluar nuestros progresos, sino también para organizar nuestro día a día en materia deportiva.
¿Cómo empezamos?
El primer paso es conseguir un cuaderno que utilizaremos como diario. Esto en el caso de que prefiramos escribir en él la información, aunque si somos más de la era digital podemos recurrir a alguna aplicación que nos sirva para este fin. Una vez que hayamos decidido esta cuestión, es importante que incluyamos todos nuestros datos personales, nombre, fecha de nacimiento, peso, altura y, por supuesto, la fecha en la que tenemos previsto iniciar nuestro entrenamiento. Si además contamos con una báscula que ofrece datos precisos sobre nuestra masa muscular, porcentaje de agua u otros datos, también conviene incluirlos, así la información será mucho más completa. De la misma manera, las medidas de nuestros contornos deberían anotarse porque según vayamos realizando el entrenamiento irán modificándose. Por último, una foto actual no debe faltar para que el diario esté completo.
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La organización del diario
Una vez que tenemos claros los primeros pasos del diario, viene la parte más compleja, organizar una rutina. Es importante fijar unos objetivos según los cuales se llevará a cabo un plan de entrenamiento, así como una dieta acorde, que resulta vital para llevar una vida sana. Cuando tengamos esto claro, hay que anotar no solo el tipo de ejercicios que tenemos pensado hacer y el tiempo que vamos a destinar a cada uno, sino también los efectos que el deporte tiene en nuestro organismo.
Esto significa que cada vez que practiquemos nuestra actividad hay que dejar constancia de los ejercicios que hemos hecho, las repeticiones, los tiempos y de cómo nos hemos sentido. Puede que haya veces que estemos cansados y no respondamos igual y otras nos sintamos con más energía. Al dejarlo anotado podemos comprobar la evolución a lo largo del tiempo y así adecuar los ejercicios a nuestra propia condición.
Lo más importante para que un diario de entrenamiento sea efectivo es la constancia. No sirve de nada empezar con mucha fuerza para al poco tiempo dejarlo de lado. Es importante tomar conciencia de que es un instrumento de gran utilidad para conocerse mejor a uno mismo y para saber qué es lo que mejor le sienta a nuestro cuerpo.