A pesar de que parece que estemos hablando de algo que puede parecer un problema, el término “midorexia” surge lleno de connotaciones positivas. Lo acuñó la periodista Shane Watson en 2016 para referirse a aquellas personas (especialmente mujeres) que se revelaban contra lo que supuestamente era lo “adecuado” para su edad tanto en la forma de vestir, como de gestionar las relaciones sentimentales o de vivir en general.
La midorexia es la creencia hecha actitud de que la edad, lejos de restarnos atractivo, nos lo suma, y que debemos aprovechar esta condición al máximo. Eso implica un sinfín de aspectos que hacen que pasada la barrera de los 40 (y de los 50) sigamos experimentando a la hora de comer, sintiéndonos orgullosas de nuestro cuerpo a la hora de vestir, probando nuevas formas de hacer deporte, disfrutando del placer de viajar solas. No es cuestión de querer parecer más joven, sino de no permitir que nuestra edad nos aparte de aquello que verdaderamente nos interesa sin que nuestra fecha de nacimiento sea un impedimento.
Si quieres hacer fitboxing no tienes que limitarte al pilates, del mismo modo que puedes viajar a la India y vestirte con pantalones de cuero. El límite está en cómo te sientes y qué te apetece, no en tu edad. Y así nos lo han demostrado personajes influyentes como Jennifer Aniston, Penélope Cruz, Julia Roberts o Gwyneth Paltrow, que llenan las vallas publicitarias de las mejores firmas de cosmética, lucen su cuerpo con orgullo en cada estreno, deslumbrando más que a los veinte.
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Los detractores de la midorexia
Aunque el concepto de midorexia no surge con ninguna connotación negativa, hubo quien empezó a sugerir la idea de que podía tratarse de un trastorno el que una persona que ronda los 50 años pretenda comportarse como una de 20. Pero lo cierto es que ningún organismo oficial que esté relacionado con la salud ha considerado la midorexia un trastorno. También es cierto que es un concepto reciente sobre el no hay una definición clara que puede sufrir aún muchas modificaciones. De ahí que lo que unos entienden como algo positivo, otros lo entiendan como algo negativo.
El aspecto positivo está claro y tiene que ver con la ruptura con ciertas ideas obsoletas sobre cómo debe vestirse y comportarse una mujer de cierta edad. Una actitud que es el reflejo de una buena autoestima y del convencimiento de que la edad puede ser solo un número, no un condicionante para nuestra vida de manera obligatoria.
Cuando hablamos del aspecto negativo de la midorexia estamos poniendo el foco en una actitud que puede ser el reflejo del malestar que puede generarnos nuestra propia edad y que nos lleva a realizar determinados comportamientos que afectan a nuestra calidad de vida. Y esto se produce cuando, en lugar de disfrutarnos sin ponernos barreras externas autoimpuestas, lo que hacemos es negar nuestra edad. Esto puede llevar a una obsesión por querer parecer más jóvenes a toda costa, y se centra en la parte externa, de manera exagerada, para evitar aparentar la edad que tenemos, en lugar de ser un impulso sano y conciliador que nace del interior y se refleja en el exterior.
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