¿Cuántos pasos hemos dado? ¿Cuántas calorías hemos quemado? ¿Cuántos kilómetros hemos recorrido? ¿Cuántas horas hemos dormido? En los últimos años, las pulseras de actividad se han convertido en un accesorio imprescindible para todos aquellos que apuestan por un estilo de vida saludable. La fiebre por los wearables continúa in crescendo y cada vez son más las prestaciones que aportan estos dispositivos, que tiene como principal objetivo detectar cuál es nuestra rutina física, así como poner a nuestra disposición todos los datos para que podamos evaluar cuáles son nuestras carencias y nuestros logros a la hora de mantener una actividad física regular. Esta pulsera 'inteligente' que hemos puesto de moda las personas ha aterrizado en el reino animal.
El sector de las mascotas se ha involucrado en el desarrollo de esta tecnología, logrando diseñar dispositivos muy similares a los utilizados por los humanos. Permiten controlar su ritmo cardíaco, contabilizar las calorías quemadas, su actividad durante un paseo o las horas de sueño, entre otros. Hasta incorporan un GPS para mantener al animal localizado en todo momento. La periodista británica Rosie Hewitson decidió realizar un insólito experimento y, como únicamente tiene "una perra malhumorada" que vive con sus padres, encontró en el compañero peludo de una amiga, un bonito felino de la raza maine coon llamado Kubrick, al mejor cómplice. Izzy, la dueña real del gato, también estaba ansiosa por participar en el experimento con la esperanza de arrojar algo de luz sobre lo que hacía su mascota en su ausencia.
El primer paso del estudio consistió en hacerse con una pulsera de actividad para animales y realizar las primeras configuraciones. Según la periodista, también se puede establecer una 'valla de seguridad virtual' alrededor del hogar y recibir notificaciones si la mascota atraviesa el área señalada.
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Una experiencia adictiva
Al narrar su experiencia al portal Vice, la británica aseguró que esta fue adictiva, similar a lo que se siente con las redes sociales. Revisaba constantemente las notificaciones y cada movimiento del felino la sobresaltaba. "La emoción cuando Kubrick tenía un repentino estallido de actividad era comparable a la descarga de serotonina de encontrarse con un meme realmente bueno, mientras que la decepción de descubrir que estaba durmiendo era similar a actualizar tu fuente de noticias y no encontrar nada nuevo o emocionante", explica.
"Fue tranquilizador poder controlarlo y descubrir que en realidad estaba en el jardín del vecino la mayor parte del tiempo", explica la autora sobre la utilizad de la información obtenida por el aparato . Sin embargo, la periodista apunta que el monitor de actividad no proporcionó ninguna visión especial sobre la salud del felino en general. "Incluso si pudiera decirnos que tendría que ser un poco más activo, no podrános hacer nada al respecto. ¿Alguna vez le has dicho a un gato que debería salir a correr o unirse a una clase de spinning?", se pregunta Rosie Hewitson.
El momento más significativo -y escandalizador- para la periodista fue cuando descubrió que Kubrick, que destina el 40 % del día a dormir, recorrió dos veces más distancia que la autora del experimento. Un dato que ha hecho replantearse seriamente a Rosie Hewitson la necesidad de apuntarse a un gimnasio.
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