¿Cuáles son los argumentos de quienes niegan el cambio climático?
Conversando con amigos siempre hay alguien que se niega a dar credibilidad al cambio climático. ¿Cómo explicarles que se trata de una crisis seria?
Hasta hace muy poco el cambio climático era una evidencia científica que se negaba, casi por sistema, por algunos gobiernos y grandes corporaciones. Porque lo cierto es que lo que podemos hacer los ciudanos por evitar que esta crisis climática impacte con el futuro del planeta es bien poco desde un punto de vista práctico. Concienciar y forzar a que las legislaciones varíen y que las empresas apuesten por sistemas sostenibles es donde se libra en estos momentos la batalla por un planeta sano.
Sin embargo, existen razones esgrimidas por gobiernos, corporaciones e ideólogos para quitarle hierro a la crisis climática y tratar de convencer a la opinión pública de que no se trata de un proceso destructivo que vaen contra del medio ambiente, sino que o bien es inevitable, o sencillamente no tiene una repercusión tan drástica como se hace ver por parte de los científicos y grupos ecologistas.
La tierra siempre está en cambio
La primera explicación que se da para restarle importancia al cambio climático es señalar que el planeta siempre ha estado cambiando y que, de alguna forma, cada vez que algo cambia la naturaleza misma es capaz de auto-regularse, es decir, de encontrar la forma para que la vida siga abriéndose camino.
Además, según esta explicación, el hombre tiene los medios tecnológicos suficientes para paliar cualquier problema medioambiental. No obstante, hay quien incluso baraja que si en un futuro lejano el hombre planea colonizar Marte u algún otro planeta con una diferencia de temperatura radical, ¿cómo no vamos a poder vivir en la tierra aun cuando suba unos pocos grados más?
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Lo que no tienen en cuenta quienes apoyan esta idea es que este cambio se está realizando a nivel global y fruto de una acción artificial del hombre. El cambio climático puede acabar siendo el último cambio que tenga el planeta, antes de nuestra extición, porque lo que está claro es que el planeta seguirá adelante, pero la raza humana puede no soportar esta crisis: alimentaria, térmica y de contaminación.
No le podemos poner puertas al campo
Otra de las ideas recurrente entre quienes niegan el cambio climático es que el ser humano ha encontrado la mayor de las estabilidades en los sistemas de libre mercado, es decir, que las empresas deben proponer los productos que deseen y serán los usuarios los que los adquieran o no. De la misma forma las democracias de todo el mundo demuestran que la decisión popular es la que prevalece.
Por ese motivo, si se están eligendo ciertos gobiernos influyentes, contrarios a la lucha contra el cambio climático, y muy especialmente en Estados Unidos, será porque tal vez el mensaje sobre el supuesto “fin del mundo” en el 2050 no ha sido tenido en cuenta por la población. Este es un argumento que suele apelar a que “todo el mundo no puede estar equivocado”.
Sin embargo, cada vez es más amplia y contundente la respuesta ciudadana a la crisis climática. Los jóvenes se han movilizado y organizan manifestaciones semanales todos los viernes en los llamados Fridays for future, y la adolescente Greta Thumberg ya es un icono de la lucha ecologista por el futuro del planeta.
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Nada es tan malo como parece
Durante décadas hemos asistido a desastres naturales de grandísima embergadura y parece que todo sigue su curso y el planeta se mantiene vivo: vertidos de petroleros, desastres nucleares, deforestación y extinción de la fauna no han terminado con él. Sin embargo, seguimos disfrutando del planeta, y este sigue siendo un lugar maravilloso para vivir.
¿Acaso el cambio climático no será una simple alarma? Esta es una de las ideas de quienes defienden que no se trata de una crisis, sino de una adventencia. Debemos cuidar el planeta, pero la raza humana no está en peligro, afirman. Sin embargo, los comités científicos especializados en clima afirmaron ya en la década de los 60 que para el año 2050 el planeta tierra no tendría vuelta atrás, e iría encaminado a un shock capaz de acabar con la vida del ser humano en pocas décadas más. Y los científicos, de quienes nos deberíamos fiar, siguen afirmando que aquellos cálculos de los 60 siguen siendo válidos.
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