La diabetes tipo 2 es la que representa la mayoría de los casos mundiales de este trastorno y los casos no dejan de aumentar de manera vertiginosa en las últimas décadas. Esta enfermedad crónica es provocada por la utilización ineficaz de la insulina y se debe, en gran medida, a un peso corporal excesivo y a la inactividad física. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta 'epidemia' será la séptima causa de mortalidad en 2030. Entre muchas de las consecuencias frecuentes que provoca la patología, como el mayor riesgo de infarto de miocardio o de accidente cerebrovascular, se encuentra la insuficiencia renal.
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Diabetes-enfermedad renal, una doble combinación muy peligrosa
La diabetes se ha convertido en España en la principal causa de la enfermedad renal crónica, que se produce cuando los riñones están afectados y no pueden filtrar la sangre como deberían, en sus estadios más avanzados. Según el doctor José Luis Górriz, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, el riñón es una de las "grandes víctimas de la diabetes". Este órgano sufre las consecuencias de la enfermedad debido al mal control glucémico y de otros trastornos como la hipertensión arterial.
Tal y como explica el reconocido nefrólogo, el riñón ha sido la 'cenicienta' porque los pacientes con enfermedad renal crónica no han sido incluidos habitualmente en ensayos clínicos, por lo que eran escasas las evidencias de tratamientos efectivos en la enfermedad renal diabética. Sin embargo, esto ha cambiado en los últimos años con los nuevos tratamientos, que han conseguido un gran avance en la prevención y tratamiento de la enfermedad renal diabética, con beneficios cardiovasculares y renales. "De especial interés son los beneficios renales, porque han demostrado un retraso en la progresión de la enfermedad renal e inicio de diálisis cuando se compararon con el placebo", continúa el experto.
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Consecuencias del mal control glucémico
El control de los niveles de glucosa en sangre es fundamental para tratar de evitar, minimizar o retrasar posibles trastornos. En este sentido, el especialista asegura que el mal control de la glucemia va a favorecer la aparición de lesiones de los vasos sanguíneos pequeños como la nefropatía y la retinopatía. A ello se añadirán otros factores de riesgo que no solo harán que el diabético presente progresión de lesiones renales y complicaciones macrovasculares, como infarto de miocardio e ictus, que se asocian a un incremento de la mortalidad de las personas con esta patología. Además del mal control glucémico, según José Luis Górriz, la hipertensión arterial no controlada y el sobrepeso pueden influir en una mayor posibilidad de progresión renal en el diabético.
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