Nos encontramos en una era en la que el auge sobre temas como la concienciación ecológica, el reciclaje y el respeto por el medioambiente se han convertido en una prioridad. Esta responsabilidad con el planeta debería ser una obligación de todos los ciudadanos, sin embargo, conseguir cumplir con las diferentes normativas o pautas no es una tarea sencilla. A pesar de los buenos propósitos de muchas familias, la mayoría de los residuos que tratamos de reciclar acaban parando al contenedor incorrecto.
Hace un par de meses hablábamos de aquellos desechos orgánicos que, tras la aparición del contenedor marrón, deben depositarse en estos containers para su correcto tratamiento en plantas de reciclado. Un nuevo cubo que se sumaba a los populares contenedores amarillos (envases, latas y bricks), verde (vidrio) y azul (papel y cartón). Precisamente este último es uno de los que más problemas presenta, pues no todo el papel y cartón que generamos debe ir a parar al contenedor azul.
Errores comunes
Cuando pedimos una pizza, por ejemplo, lo lógico sería pensar que, para reciclar de forma adecuada su caja deberíamos introducirla en el container azul. Nada más lejos de la realidad. La grasa y restos de comida que pudieran quedar impregnados en ellas acaban contaminando todo el proceso de reciclado de la misma y, en lugar de estar contribuyendo a la creación nuevos materiales reciclados, lo único que conseguimos es deteriorar la cadena de producción. Lo mismo ocurre con el papel manchado de grasa, como servilletas, o de tinta u otros materiales, como fotografías o lienzos. Para evitar este problema, lo mejor es depositar todos estos desechos en el contenedor naranja, es decir, en el de desperdicios comunes.
Entonces, ¿qué materiales puedo introducir en el azul? Para un correcto reciclaje del papel y del cartón y poner nuestro pequeño granito de arena contra la deforestación, el ahorro de agua y de energía que supone fabricarlo de nuevo, deberás tener en cuenta que solo es potencialmente reciclable aquel papel en el que la celulosa se encuentra en las condiciones adecuadas, como folios, periódicos, revistas, etc. Además, las grapas, canutillos metálicos o cubiertas plásticas que pudieran estar presentes en ellos deberán retirarse y depositarse en el contenedor adecuado.
Proceso de reciclaje
Tal y como explican desde el portal Ecoembes, una vez depositados en el contenedor azul, los residuos se trasladan a plantas específicas de recuperación en las que se realiza un primer proceso de limpieza para eliminar posibles restos de plástico o metal que hayan podido introducirse por error en la cadena de reciclado. Después, se hace una distinción entre los diferentes tipos de papel y se les añaden disolventes, que consiguen separar las fibras de la celulosa con las que más tarde crean pastas de papel prensado de gran tamaño.
Pero antes de formar ese 'compactado' de papel es necesario eliminar de nuevo cualquier posible impureza y después someter al material a un proceso de centrifugado con el que consiguen separar materiales según su densidad. A continuación, se lava y se elimina la tinta con burbujas de aire y, por último, se blanquea con peróxido de hidrógeno o hidrosulfito de sodio. Una vez concluido este proceso, los bloques se transportan hasta una fábrica de papel, donde se transforman en bobinas de papel nuevo, que más tarde se convertirán en cajas, de zapatos, de cereales, folios, periódicos u otros elementos.