La cinta de correr es una de las máquinas más populares en los gimnasios y centros deportivos de todo el mundo. A pesar de que, en principio, puede parecer un tanto aburrido, el running indoor resulta una excelente alternativa a salir a la calle a practicar esta disciplina cuando las condiciones climatológicas no son las más adecuadas. Pero al igual que sucede con su versión al aire libre, correr sobre la cinta no es tan fácil como puede parecer en un primer momento, sobre todo, si queremos evitar lesionarnos y sacar todo el provecho a este aparato. A continuación, te contamos cuáles suelen ser los errores más comunes al utilizarla y cómo puedes evitarlos. ¡Súbete y ponte en marcha!
No calentar previamente
De la misma manera que en otras disciplinas deportivas no calentar previamente el cuerpo antes de arrancar a correr en la cinta puede derivar en lesiones. Aunque correr se suele considerar como un calentamiento en sí mismo, es conveniente que vayamos graduando progresivamente la velocidad para evitar tirones o cualquier otro problema muscular o articular. Puedes comenzar caminando ligero durante 3 o 4 minutos e incrementar la velocidad poco a poco hasta alcanzar un ritmo que puedas mantener durante un largo periodo y evitarás fatigarte antes de tiempo. Al terminar, repite la operación y ve bajando la intensidad y camina un par de minutos antes de frenar en seco.
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No usar toda la banda
Normalmente, solemos correr pegados a la parte delantera de la barra -sobre todo, a ritmos altos- dificultando así la movilidad en brazos y piernas. Algo que, además, puede propiciar que nos tropecemos y caigamos al suelo quemándonos con la superficie en movimiento. Para evitarlo, comienza corriendo a un ritmo moderado en la parte central y ve aumentando la velocidad según vayas adquiriendo confianza.
Agarrarse a las barras laterales
Utilizar las barras para apoyar las manos no solo es peligroso porque se produce una descoordinación entre brazos y piernas que hará que perdamos el equilibrio y acabemos en el suelo, sino que también puede dañar nuestra postura y ser menos eficientes en carrera. Además, al descargar parte del peso corporal sobre los brazos aliviará trabajo a las piernas y hará que quememos menos calorías. Proteína
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No poner inclinación
Correr en la cinta suele ser algo más fácil que sobre terreno al aire libre, puesto que nos encontramos sobre una superficie completamente lisa y plana. Un aspecto que, aunque ventajoso si somos inexpertos, no siempre resulta positivo, ya que nos estancaremos y nos costará más alcanzar nuestros objetivos. Además, jugando con los niveles de velocidad e inclinación hará que mejoremos más rápido y fortalezcamos notablemente nuestro tren inferior, especialmente, los glúteos.
Entrenar sin un plan previo
A pesar de que puede parecer mucho más aburrido que correr en el campo o la ciudad, establecer un plan de entrenamiento y la consecución de un objetivo hará que le saquemos todo el provecho a correr sobre la cinta. Estas máquinas suelen contar con diversos programas que combinan varios tipos y técnicas de carrera (series, intervalos, fartlek…) con los que desafiarte a ti mismo y no desistas rápidamente.