Nuestro estado de ánimo influye en nuestra dieta, y viceversa

Nuestro bienestar mental también depende de lo que comemos, por lo que para cuidar de nuestro estado anímico debemos cuidar también nuestra dieta.

Por hola.com

Sabemos que una buena alimentación influye de manera directa en nuestra salud en general. Una dieta sana y equilibrada nos ayuda a mantener alejadas numerosas enfermedades y nos llena de energía y vitalidad. Comiendo de manera sana protegemos nuestro corazón, mantenemos un peso adecuado y cuidamos de los huesos y la musculatura. Y tal es así, que la dieta parece intervenir también de manera directa en la delicada química cerebral.

Los estudiosos aprecian cómo existe una relación entre lo que comemos y nuestro estado de ánimo que hace que nos sintamos decaídos e incluso malhumorados tras un atracón de comida basura o si tenemos una carencia de vitaminas. Y si bien la alimentación no basta para tratar trastornos en relación con la salud mental, sí es siempre una ayuda para cuidar de nuestro ánimo en general.

Del mismo modo, un estado de ánimo bajo impide a nuestro cerebro pensar con claridad y tomar las decisiones correctas en lo referente a la alimentación. Cuando no nos sentimos bien anímicamente, nuestro organismo parece reclamar alimentos que le produzcan algún tipo de placer inmediato, aunque sea para luego sentirnos peor. Los alimentos ricos en grasas y azúcares suelen ser los preferidos, y nos hacen entrar en un bucle en el que la mala alimentación y el mal humor se suceden en un bucle que es necesario romper.

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El triptófano, responsable de un buen estado de ánimo

El triptófano es un aminoácido necesario para que nuestro organismo produzca serotonina, una hormona que no debe faltarnos, porque sin ella nuestro estado de ánimo se ve reducido. Sin ser un sustituto de ninguna medicación prescrita, es un antidepresivo natural que, en cantidades adecuadas, nos proporciona sensación de felicidad.

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Pero, como hemos dicho, la serotonina necesita del triptófano para producirse, por lo que hemos de incluir en nuestra dieta alimentos que contengan este aminoácido esencial, como los huevos (sin miedo al colesterol en cantidades adecuadas); lácteos como la leche, el queso y el yogur (que también contienen vitamina D); pescado azul, rico en omega 3 (sardinas, salmón, atún, bacalao…), legumbres (especialmente la soja, garbanzos y lentejas); carnes blancas y frutos secos (anacardos, almendras y nueces los que más).

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El ácido fólico (vitamina B9) y vitamina B-12, imprescindibles

El ácido fólico, también conocido como vitamina B9, es un folato que se considera antidepresivo, además de hacer más lento el deterioro cognitivo y cuidar de nuestra salud cerebral. Nuestro cerebro necesita el ácido fólico para generar toda una serie de procesos y mejorar nuestro estado de ánimo, ya que eleva la producción de serotonina.

En ocasiones se producen trastornos en el estado de ánimo asociados a una incapacidad genética que no deja al organismo metabolizar de manera correcta el ácido fólico. Pero puesto que no es lo habitual, lo importante es que nos garanticemos tener unos buenos niveles de este folato mediante la alimentación.

Podemos encontrarlo en buenas cantidades en legumbres como las lentejas y los garbanzos; verduras como las espinacas, los espárragos, el brócoli, las coles de bruselas y el apio; y frutas como las fresas, las naranjas, las frambuesas, la papaya o el aguacate.

Junto al ácido fólico se incluye, por tener unas características similares, la vitamina B-12, que podemos encontrarla en la carne, el pescado, los moluscos y los lácteos.

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