Plantear que exista una relación entre el ejercicio físico y la vida sexual puede parecer tan lógico como descabellado, pero lo cierto es que esa relación sí existe ya que ambas actividades nos ponen a prueba físicamente.
Se habla mucho de lo importante que es hacer deporte para nuestro bienestar físico y mental, aunque se habla menos de lo igualmente importante que puede ser mantener una vida sexual sana. Cuando consigues que ambas cosas se den, sin duda el bienestar se multiplica.
Pon a trabajar tu musculatura
Cuando hacemos deporte podemos elegir diferentes intensidades, desde leve y moderada hasta la más alta que conseguimos con entrenamientos como el HIIT. La actividad sexual se encuentra en una intensidad de leve a moderada, por lo que también podemos considerarla ejercicio físico.
Con ella se trabaja y se pone a prueba nuestra resistencia muscular y nuestra fuerza. Además, se trabaja la musculatura de cualquier zona del cuerpo, especialmente de la zona abdominal y lumbar. Por lo tanto, un buen trabajo del core al hacer deporte repercutirá de manera positiva en nuestra vida sexual, además de todo lo que trabajemos el resto del cuerpo.
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Del mismo modo, el trabajo del suelo pélvico, tan importante para evitar las pérdidas de orina y facilitar la recuperación de esa zona tras un embarazo y parto, juega un papel fundamental en las relaciones sexuales, y afecta del mismo modo tanto a hombres como mujeres, ya que en ambos aumentan las posibilidades de experimentar placer. Podemos trabajar el suelo pélvico mediante los abdominales hipopresivos, el pilates, o practicando por nuestra cuenta, tres veces al día, los ejercicios de Kegel.
Además, en ambos casos nos encontramos ante una actividad cardiovascular, independientemente de la intensidad. Un corazón en forma nos ayuda a tener más fuerza y resistencia, tanto a la hora de hacer ejercicio como de mantener relaciones sexuales.
Nuestra capacidad respiratoria y nuestra elasticidad también mejoran y repercuten en ambos casos, del mismo modo que ocurre con el funcionamiento del sistema nervioso y la circulación sanguínea. Y es que, claramente, siempre que se ajusten a nuestras necesidades físicas y emocionales, el sexo y el deporte se benefician entre sí y nos benefician a nosotros.
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Las hormonas, un nexo en común
No se puede separar la actividad hormonal de la realización de ejercicio físico ni de la actividad sexual. En ambos casos, nuestro cuerpo genera adrenalina, testosterona, estrógenos y endorfinas. La testosterona, en concreto, es una hormona con propiedades anabólicas, es decir, que interviene en la formación de proteínas y en la creación de moléculas para la formación de nuevas células.
La endorfina, por su parte, es la hormona de la felicidad, y es una de las razones por las que tanto el sexo como el deporte nos producen un beneficio a nivel emocional, nos hacen sentir mejor con nosotros mismos y hacen que aumente nuestro nivel de autoestima.
La conclusión es clara: cuida de tu vida deportiva, que esta a su vez cuidará de tu vida sexual, y ambas lo harán de tu salud y tu bienestar físico y emocional.
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