Parece que cuando hablamos de cómo alimentar a nuestros perros lo hacemos siempre pensando en un perro adulto. Pero lo cierto es que la alimentación de nuestras mascotas evoluciona según van creciendo, y durante su primer año de vida es fundamental atender a esos cambios. Por eso si tenemos un cachorro en casa, debemos seguir las indicaciones del veterinario y tener algunas cosas en cuenta a la hora de que coma.
Como mamíferos que son, los cachorros de perro se alimentan al nacer exclusivamente de la leche materna, y así continúan durante las tres primeras semanas. Si los cachorros han tenido que separarse de la madre en este periodo hay que seguir dándoles leche, en este caso artificial, con la ayuda de un biberón. La leche que hay que administrar en este caso siempre ha de estar prescrita por un veterinario, y no hemos de caer en el error de darle leche de vaca a un cachorro de perro, ya que el alto contenido en lactosa de esta podría causarle una alergia alimentaria.
Una vez que el cachorro ha cumplido las tres semanas de vida llega el momento de introducir en su dieta, de manera progresiva, el alimento sólido.
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Cómo se introducen los sólidos en la alimentación del cachorro
Aunque pasadas las tres semanas podamos empezar a introducir alimentos sólidos, el cachorro no debería destetarse hasta los dos meses de vida, aproximadamente. Solo entonces cuenta ya con los dientes de leche, que perderá más tarde, y puede empezar a masticar.
En este mes de transición, por lo tanto, hay que ofrecerle a nuestro perro un alimento que sea capaz de digerir con facilidad. La mejor opción es elaborar una papilla de manera manual, que le resulte digestible y fácil de masticar.
La forma de hacer esta papilla es mezclando pienso con leche artificial o agua, hasta conseguir una textura fina. También es importante que no esté ni demasiado fría, ni demasiado caliente, para que le resulte apetecible y la coma sin dificultad.
La cantidad de pienso que le demos al cachorro en esta etapa va a depender de su tamaño, su raza, y de sus propias necesidades individuales. En cualquier caso, lo mejor es ofrecerle pequeñas tomas varias veces al día (entre 4 y 6).
Durante esta etapa son frecuentes las diarreas, por eso es importante elegir piensos de calidad e introducir la comida de manera gradual, además de repartir las papillas, como hemos dicho, en diferentes tomas para evitar que su estómago se hinche.
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El paso definitivo al pienso
Una vez que dejamos atrás las papillas y la leche materna, en torno a los dos meses de edad, tenemos que tener claro que la elección del pienso es muy importante, ya que una buena alimentación durante su crecimiento le evitará a nuestro cachorro futuros problemas de salud. Seguir los parámetros que nos marque el veterinario, atendiendo a su raza y a sus fases de crecimiento, junto con la elección de un pienso de calidad son las claves darle una buena alimentación a nuestro perro.
Los cachorros crecen muy deprisa, y es importante que estén bien alimentados y en los tiempos adecuados para que puedan desarrollarse con las mejores condiciones que les podamos ofrecer.
A partir del año nuestro perro podrá tomar pienso de adulto y, de nuevo, será el veterinario quien nos marque qué tipo de pienso es el que más le conviene.
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