Máximas de 50 grados y un 80% menos de cultivo: las devastadores consecuencias del cambio climático
El sur de Europa, sobre todo la Península Ibérica, podría verse obligado a abandonar sus prácticas agropecuarias de aquí a 2100 según los últimos informes.
Las perspectivas que ofrece la Agencia Europea del Medio Ambiente con respecto al futuro de la Tierra en los próximos años son realmente alarmantes, especialmente en lo referente a las tierras de cultivo y a la ganadería. El cambio climático avanza a pasos agigantados y se prevé que en un futuro no muy lejano muchos de los terrenos, especialmente del sur de Europa, se vean tan deteriorados que sea prácticamente imposible cultivar en ellos. "Se prevé que la producción agrícola y ganadera disminuya e incluso podría tener que abandonarse en partes de las regiones del sur y el Mediterráneo de Europa debido a los mayores impactos negativos del cambio climático", alertan en el último informe sobre Adaptación al cambio climático en el sector agrícola en Europa.
Los efectos del cambio climático se han convertido en una prioridad para la Unión Europea, pues para el año 2100 el 80% del valor económico podría perderse y provocar el abandono de la tierra si no se toman medidas contra la sequía, las lluvias extremas e inundaciones y olas de calor. "Los impactos adversos del cambio climático ya se están sintiendo en toda Europa. El clima extremo, incluidas las recientes olas de calor en muchas partes de la UE, ya están causando pérdidas económicas para los agricultores y para el sector agrícola de la UE. El cambio climático futuro también podría tener algunos efectos positivos debido a temporadas de cultivo más largas y condiciones de cultivo más adecuadas, pero estos efectos serán compensados por el aumento de eventos extremos que afectan negativamente al sector".
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Necesidad de cambio
La Península Ibérica será una de las zonas más castigadas, especialmente las provincias de Córdoba, Huelva, Sevilla y Badajoz, zonas en las que, junto al sureste peninsular además, el aumento de las temperaturas complica aún más la situación. Según el último Informe de Evaluación del plan nacional de adaptación al cambio climático (PNACC), en estas regiones las temperaturas máximas podrían superar los 50 grados centígrados, algo que, unido a la escasez de lluvias (o el aumento de lluvias torrenciales) obligará, según el Ministerio para la Transición Ecológica, a adoptar "nuevos estilos de vida".
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Los informes subrayan que se requieren más conocimientos, innovación y concienciación para mejorar el uso efectivo de las medidas de adaptación ya disponibles, como la introducción de cultivos adaptados, técnicas de riego mejoradas, márgenes de campo y agroforestería, diversificación de cultivos o agricultura de precisión. La implementación de estas prácticas contribuirían a su vez a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes del aire, a gestionar mejor los recursos del suelo, la tierra y el agua y, por consiguiente ayudará a preservar los ecosistemas locales y la biodiversidad. Por otro lado, el informe también sugiere que los Estados miembros de la Unión Europea deberían priorizar mejor la adaptación en el sector agrícola, por ejemplo, aumentando la financiación de las medidas de adaptación a través de la implementación de la política agraria común.