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El gran poder de las series reside en que se son “dosis” de entretenimiento que podemos repartir y administrar a nuestro gusto, sumando a nuestra vida las experiencias y personajes que vemos en la ficción.
De esta forma, los personajes y las atmósferas de estas series nos acompañan en nuestra rutina, se pegan a nuestra forma de hablar y de pensar, y a veces pareciera que estamos inmersos en esos mundos ficticios mientras vivimos en el nuestro.
Esto es lo que se denomina un “happy place”, pues las series son lugares felices a los que remontarnos, no solo para buscar entretenimiento, sino para contagiar nuestra vida de emociones, sensaciones y personajes con los que sentimos una emotividad cómplice.
Un “happy place” no siempre se refiere a un lugar feliz, podemos desear que una serie nos sintonice con un tipo de ambiente y que nos haga sentir como en casa, incluso cuando la serie trate sobre gangsters o muestra situaciones sobrenaturales, porque nos hace empatizar con los personajes, aquellos a los que les tenemos cariño, y la música y la fotografía nos hacen sentirnos más y más cerca de ellos, casi como un sentimiento de sugestión continuada.
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¿Cómo algo así no podría utilizarse en el gimnasio?
Cuando vemos ir al gimnasio como una rutina que nos aburre, y muy especialmente cuando no contamos allí con la compañía de alguien que nos genere complicidad y que nos ayude a ver el gimnasio también como un acto social, ver series puede ser un sustituto y un motivador para afrontar el esfuerzo físico con algo más de voluntad.
Ver series produce un efecto similar a la música, es una motivación y una forma de entretenernos para hacer que el tiempo pase más deprisa. Claro está, no podemos estar viendo una serie todo el tiempo: el trabajo aeróbico es el que más se relaciona con este tipo el acompañamientos, porque requiere realizar ejercicios muy repetitivos, que no necesitan de nuestro control e intelecto y que se desarrollan durante una larga duración.
Los ejercicios funcionales, de alta intensidad y anaeróbicos serían imposibles de realizar si a la vez estamos viendo una serie, primero porque hacen que nos movamos demasiado y no podemos tener la pantalla delante, y porque requieren que pongamos los cinco sentidos en aquello que hacemos para sacar el máximo provecho al ejercicio y no cometer errores de postura que nos puedan producir una lesión.
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Las serie estrella para el gimnasio
Igual que para correr por la cinta nunca elegiremos música muy calmada o dramática, para seleccionar series y verlas en el gimnasio el género ganador son las comedias. Lo más interesante de este tipo de series es que no es 100% necesario guardar atención a todos y cada unos de los detalles que se dicen, porque la trama avanza igualmente y a cada rato surgen nuevos incentivos para divertirte, pues se consuman los chistes y los gags.
Las series de comedia suelen tener una duración más corta que las de drama, se trata generalmente de capítulos de 25 minutos, que son perfectos para una sesión de ejercicio aeróbico. Pero si necesitamos más, puedes ver la mitad de otro capítulo, y lo puedes dejar a la mitad sin problema, pues las tramas de comedia suelen admitir muy bien retomar el capítulo otro día sin que importe demasiado qué pasó exactamente y hacia dónde va la trama, ya que la comedia soporta en este sentido muy bien los cortes.
Y lo más importante, si ves una serie de comedia donde los personajes suelen ser los mismos, y tienden a generar un ambiente divertido, distendido y con mucha personalidad, cada vez que vayas al gimnasio y te dispongas a realizar tus ejercicios aeróbicos será como volver a ver a estos amigos, ellos se harán “presentes” en tu percepción del gimnasio y serán tus compis de ejercicio.
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