Limitar los malos hábitos, progresar en el trabajo, ser más cariñosos con nuestros seres queridos, cuidar la alimentación y, por supuesto, realizar deporte. Septiembre es sinónimo de rutina y propósitos. Con el regreso a la 'normalidad', la motivación por acabar con los excesos propios de las vacaciones, así como volver a sentirnos en forma aumenta notablemente. Tanto los ejercicios aeróbicos como los anaeróbicos son una parte fundamental del proceso. Sin embargo, son muchas las cuestiones que inquietan a aquellos que se inician en el mundo del deporte. Uno de los grandes misterios es si se consiguen mejores resultados al ejercitarse en ayunas, una tendencia que ha cobrado fuerza en el universo fitness y que muchos ponen en práctica (y otros en duda). Los expertos de la Clínica Dorsia resuelven la incógnita y nos dan las claves para optimizar nuestra vuelta al gimnasio.
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El ejercicio aeróbico
El ejercicio aeróbico comprende ejercicios de media o baja intensidad y de larga duración, como correr, caminar o pedalear en la bicicleta. Para realizarlos, el organismo necesita grandes cantidades de oxígeno. Al levantarnos, nuestros niveles de glucógeno y de insulina son bajos. Llevamos entre 8-10 horas sin ingerir alimento y practicar ejercicio hace que el organismo recurra a la única fuente de energía almacenada, la grasa. Sin embargo, según los profesionales, alargar el cardio con el estómago vacío puede provocar pérdida muscular, algo contraproducente.
Cuando nuestras reservas de glucógeno ya se han agotado, el organismo recurre al músculo y comienza un proceso llamado 'catabolismo' para obtener la energía necesaría. Por esto, el ejercicio aeróbico en ayunas puede ser buena opción para quemar grasa siempre y cuando lo realicemos correctamente, es decir, con una duración e intensidad adecuadas, concluye el profesional.
¿Cómo hacerlo? Hay que procurar que no pase más de una hora desde que nos levantamos hasta desayunar para evitar el almacenamiento de grasa a largo plazo y la degradación del músculo, por eso es recomendable que la duración del entrenamiento no sea superior a 45 minutos -calentamiento y estiramiento aparte- y no demorar demasiado la hora de desayunar. Una vez terminado el cardio en ayunas, se recomienda ingerir carbohidratos, como pan integral o avena, y proteína, como claras de huevo o jamón.
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El ejercicio anaeróbico
El ejercicio anaeróbico hace referencia a ejercicios de alta intensidad y de poca duración, como rutinas con pesas o carreras de velocidad, en los que la respiración no cumple ninguna función metabólica. A diferencia del aeróbico, entrenar con peso en ayunas no aporta ningún beneficio. Con el ejercicio anaeróbico, al no requerirse oxígeno, la única fuente de energía es el glucógeno, que proviene de los hidratos de carbono. Según los especialistas, incluir trabajos de músculo en nuestra rutina es fundamental puesto que la quema de grasa se produce durante el día y, a la larga, su efectividad es mayor que hacer solo cardio, pero la ingesta previa de alimentos es fundamental. Eso sí, no nos debemos olvidar del ejercicio aeróbico.
A pesar de estos datos, que pueden ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos, no importa el momento del día en que realicemos ejercicio, ya sea por la mañana, tarde o noche. Lo ideal es adquirir este hábito junto con una alimentación saludable y mantenernos constantes en este estilo de vida.
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