La vida en pareja no es fácil. A nadie le sorpende esta afirmación. Y puede atravesar por muchos baches. Pero en ocasiones, una mala racha se prolonga más de lo que consideramos normal. ¿Nuestra relación ya no funciona? ¿Ha llegado el momento de plantearnos una ruptura?
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¿Es verdad que ya no funciona?
Cada relación de pareja es única. ¡Lo que en una relación vale, en otra puede que no! ¿Quién decide si la pareja va bien o no? La propia pareja. Cada miembro ha de decidir el coste/beneficio de la relación. Si para ambos miembros de la pareja hay más gratificaciones y buenos momentos que enfrentamientos y decepciones, es más probable que deseen continuar con la relación.
"Lo que sí es cierto es que en ocasiones no queremos ver lo mal que estamos con nuestra pareja. Nuestra tendencia a adaptarnos y justificar nuestros actos, incluso, en las situaciones más desfavorables, hace que seamos capaces de soportar y cronificar relaciones personales insatisfactorias. El miedo al cambio, a la soledad, a perder la estabilidad emocional y/o económica, en muchos casos nos lleva a pensar que “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”", recuerda la psicóloga Raquel Fernández, del Centro de Psicología Conductual, en León.
Como veremos, hay algunas señales que sí nos pueden poner sobre la pista de que nuestra vida en común está en peligro. Pero eso no significa que esté llegando a su fin, ya que hay formas de hacer frente a las crisis y arreglarlo, siempre que haya implicación por ambas partes.
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Detectar las señales de que algo no va bien
Dentro de la relación de pareja, cuando ésta es conflictiva, suelen observarse tanto señales verbales (reproches, críticas, quejas frecuentes, etc) como señales no verbales ( miradas de desprecio, gestos despectivos, elevación del tono de voz, etc) que a la vista de los demás son señales más que claras de que la relación no va bien.
"Si estas situaciones van, poco a poco, aumentando de frecuencia, y ninguno de los miembros de la pareja se plantea ponerle solución, la relación conflictiva se cronifica. Si la pareja no pone freno al intercambio de conductas aversivas y ambos continúan como si nada hubiera pasado, se inicia un estilo de relación patológica que cada vez será más difícil de reparar", advierte la psicóloga Raquel Fernández.
Revisa estas señales e intenta ponerles freno:
Estáis luchando cada dos por tres
Discutir no es malo. De hecho, es necesario para aportar distintos puntos de vista, siempre y cuando se mantenga un respeto. Sin embargo, si vuestra lucha es constante y cualquier decisión doméstica o no, pongamos como ejemplo, donde guardar los trapos de cocina, se convierte en una batalla campal, hay que plantearse que algo está pasando. Puede deberse a que ambos habéis llegado a un punto en el que ceder se ha convertido en misión imposible y que lo único que os importa es tener razón a toda costa aunque estéis lidiando con tonterías.
- Escucha: hay una palabra mágica, y esa es escuchar. Desde el Grupo Laberinto, especialistas en terapia de pareja, señalan que prestar atención a la pareja es uno de los principales consejos para que ésta funcione. Además, a través de la escucha los problemas pueden verse desde otra perspectiva y encontrar antes la solución.
Habéis renunciado al sexo
Hay muchas teorías en torno al sexo. Y cada pareja debe encontrar cuál es la frecuencia que se adapta a sus preferencias. Sin embargo, cuando el sexo desaparece por completo en una relación y no existen, tampoco, muestras de cariño entre ambos miembros, podría deberse a un problema que, al menos, necesite una conversación. Quizá la explicación es la falta del tiempo o el estrés del día a día. Pero si no existe nada de intimidad entre los dos ni ganas, es probable que la pareja no funcione.
- Acaricia: el contacto físico es el más poderoso ansiolítico del mundo, así como el cariño y la dulzura son grandes reconstituyentes. Las parejas felices mantienen el contacto corporal siempre que es posible, recuerdan desdel el Grupo Laberinto.
El ‘ataque’ del silencio
Cuando algo falla en la pareja y uno de los miembros decide imponer la ley del silencio durante un tiempo y no explicar qué le sucede o qué piensa está, sin saberlo (o a sabiendas) causando un daño mayor al otro. Esta técnica es una forma de mantener el control, de crear incertidumbre y de manipular o incluso ‘maltratar’ al otro, que no sabe qué hacer ni qué ha hecho mal. La única manera de que una relación funcione y lo haga de un modo saludable es dejar el ego de lado, hablar, escuchar y empatizar.
- Reconoce tus errores: conocerse bien a uno mismo es una de las claves para comprender también a la pareja y así empatizar con ella. Tener autocrítica y ser capaz de disculparse cuando uno se equivoca es conveniente con vistas a mantener una relación sana.
La corrección constante
Si uno de los dos corrige constantemente al otro puede acabar saboteando la relajación de pareja y abocándola al fracaso. Sacar a la luz los defectos hace que la otra persona se sienta menospreciada e infravalorada y, además, crea una situación de desigualdad entre ambos. Se tendría que ver por qué se actúa así y por qué no se resaltan aspectos positivos en vez de los negativos.
- Ten paciencia: compartir la vida y el espacio con un compañero hace necesario trabajar la paciencia y el perdón si lo que se quiere es gozar de una relación firme.
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¿Puedes estar saboteando tu relación para que no funcione?
"Sí, por supuesto podemos sabotear nosotros mismos una relación de pareja y hacer que no funcione bien sin darnos cuenta", afirma la psicóloga y psicoanalista de Grupo O, Virginia Valdominos quien añade que "nuestra personalidad tiene una parte consciente, que es lo que decimos querer o ser, y una parte inconsciente, que es esa que controla nuestra vida, nuestras relaciones, nuestra sexualidad, sin que no nos demos cuenta de nada".
Cuando uno sabotea su relación de pareja puede deberse a varios motivos inconscientes, aclara la experta:
1. Nos cuesta ser felices. La persona no tolera que las cosas le vayan bien, no sabe cómo arreglárselas con la felicidad. Aunque parezca mentira lo que más nos cuesta a los seres humanos es manejar los éxitos. Toleramos mejor los fracasos.
2. Por identificación con nuestros padres. Por ejemplo, si los progenitores siempre peleaban, es muy probable que él o ella hayan comprendido que las relaciones de pareja son así, si no hay peleas no hay amor. O, al contrario, se puede llegar a forzar una mala relación, aunque los padres se llevasen bien, solo para llvarles la contraria.
3. Por venganza. Aunque parezca una actitud más bien de niños pequeños, algunas personas tienden a 'vengarse' de su pareja con pequeñas acciones. Por ejemplo, si por la noche él o ella hizo algo que le ofendió o no le sentó bien, al día siguiente reacciona con una fechoría como quemarle las tostadas.
4. Por envidia. Uno de los miembros no tolera la otra persona sea tan feliz y le regala una pelea.
5. Como forma de pagar una culpa. En ocasiones, la culpa inconsciente solo se calma cuando la persona recibe un castigo y, para ello, provoca una pelea. Un matrimonio desgraciado es una buena manera de pagar una culpa inconsciente.
¿Qué hacer si la relación no funciona?
Aunque te sientas identificada con algunas de las señales anteriores, tu relación no tiene por qué terminar y siempre se puede trabajar de forma individual y con tu compañero o compañera para arreglar las cosas. De hecho, cada vez más personas acuden a una terapia de pareja y, gracias a ella, se puede reconducir la forma de relacionarse.
"El ser humano es muy contradictorio, y las relaciones de pareja muy complejas. Hay personas que son adictas a una relación que no funciona bien y otras que abandonan una buena relación porque no soportan ser felices. Cuando una persona no aguanta más -señal inequívoca de que la relación no funciona bien-, puede separarse, obviamente, pero también puede psicoanalizarse. Porque podría estar implicado en esa forma de relacionarse", advierte la especialista.
De ahí que predecir cuándo una relación no funciona o ha terminado y aconsejar cuando hay que separarse es muy difícil, ya que cada pareja es un mundo y no hay soluciones generales para todos. "Nosotros recomendamos a las parejas comenzar una terapia, que ahí se van a dar cuenta de si quieren seguir juntos y comenzar a construir una nueva forma de relacionarse (se combinan sesiones individuales y de pareja y a medida que se van transformando ellos también se va transformando su forma de relacionarse), o si la mejor decisión es separarse y continuar trabajando cada uno en su crecimiento personal", indica Virginia Valdominos.
La psicóloga leonesa Raquel Fernández concluye: si ves que falla la comunicación, que no hay acuerdos para solucionar los problemas cotidianos, que no existe un proyecto de vida común , y además de todo esto, hay insatisfacción día tras día, muy probablemente “estés mejor solo/a que mal acompañado/a”. Ahora bien, si prefieres seguir acompañada/o plantéate aprender:
- Habilidades de comunicación y de resolución de conflictos
- Utilizar tu inteligencia emocional