Sin darnos cuenta puede que caigamos en las arenas movedizas de la negatividad, que nuestra autoestima se resienta por una tendencia continuada a ver las cosas en negativo y que poco a poco nos faltan alicientes para sentir que la vida es en color.
Y en realidad nada es blanco o negro, pero cuando esta rutina impacta con tu vida podría acabar tiñendo tus vivencias de colores desprovistos de ilusión, con una dinámica contínua de autocrítica, de molestia, de apreciación de que vivimos en un mundo injusto, y de que las cosas jamás van a cambiar.
Cuando estés feliz, exprésalo
Los procesos emocionales más rutinarios son como una vía de tren, a veces no solo convertimos en hábito nuestra forma de pensar, sino también nuestra manera de sentir y de transitar emocionalmente por nuestra vida y esto, en épocas de baja autoestima y de percepción negativa de lo que nos rode,a puede acabar sumiéndonos en una pescadilla que se muerde la cola. Lo vemos todo negativo, y la inercia nos hace seguir viéndolo así por tiempo indeterminado.
Existe una clave muy sencilla pero efectiva para salir de ese círculo vicioso: se trata de expresar lo que realmente piensas. Aplicar oralidad a tu conflicto, es decir, de hablar, de exteriorizarlo, de convertir tu análisis en palabras y en ondas. Cuando sientes que algo es injusto, que tu percepción o valoración sobre ti misma no es exacta (aunque sea un criterio que te has autoimpuesto), o simplemente cuando crees que eres feliz pero que no lo estás viviendo como tal, dilo, ya sea a ti misma, a quien tienes a tu alrededor, o incluso a tu perro.
“Esto me gusta. Soy feliz. Lo he hecho muy bien”. No pretendas auto engañarte ni decir lo que no es, al contrario, expresa oralmente aquello que en el fondo estás percibiendo, y simplemente escúchate a tí misma diciéndolo. Puede que más de una vez te lleves una sorpresa, pues mientras que tu rutina (esas vías de tren imaginarias de las que hablábamos) te empuja a transitar por unas emociones negativas o de baja intensidad, puede que lo que realmente estés apreciando de forma objetiva sea otra realidad, y la única forma de romper el hechizo sea verbalizándolo.
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Medita y reconócelo: puede que el vampiro emocional seas tú
Puede que tú misma seas una persona negativa, o incluso un vampiro emocional. Tranquila, no es tan grave como parece. Solemos referirnos a las personas negativas como si fueran extraterrestres y a los “vampiros emocionales” como si procediera de un mundo ajeno, como de la Transilvania de Stoker, pero lo cierto es que ellos somos nosotros. Nadie está a salvo de vivir una etapa de tanta negatividad que su carácter se venza y se convierta en una persona incapaz de levantar pensamientos positivos, y de absorver los de los demás.
Para huir de tu negatividad primero debes escapar del influjo de las personas que te lo contagian porque, por regla general, una persona negativa e incluso un vampiro emocional se rodea de otras personas que también lo son. Al final es un círculo vicioso, las personas positivas tratan de escapar, y las personas negativas (si estamos en esa dinámica) nos acaban reforzando.
No hace falta que rompas relaciones de amistad o familiaridad con quienes detectes que tienen personalidades negativas, sino que las minimices y que trates de luchar contra su influjo, el suyo y el tuyo propio. No, las cosas no son ni blancas ni negras.
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Vive con tu propia banda sonora
Hay elementos externos que podemos usar en nuestro beneficio, casi como si fueran píldoras mágicas que mejoran nuestra percepción emocional de lo que nos rodea. No menosprecies el poder de la música. Cualquier canción es un conjuro de ritmo, emociones y personalidad. Cuando escuchamos una canción la hacemos nuestra, se pega a nuestras vivencias y nos relanza con su alegría, métrica y sensaciones.
Busca una banda sonora que sirva para relanzar tu ánimo, selecciona canciones que te evoquen emociones vividas anteriormente y a las que quieras regresar. No hay nada como la música para viajar en el tiempo, volver a sentir amor, alegría e ilusión por el futuro. Sumérgete en la gran variedad de temas, ahora ya no tienes que gastarte una fortuna en CDs, navega en búsqueda de aquellos temas que te definen y llévalos contigo, escucha música en el trayecto al trabajo, mientras haces ejercicio, mientras te preparas la comida y cuando estás relajada despidiendo el día. La música puede ser la guinda a tus emociones.
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